Probablemente, de escribir este artículo dentro de unos
días, me hubiera costado el cierre de la página, una multa interesante y,
dependiendo del “hambre de bloguero” del instructor, un retiro provisional en
una celda ad hoc denominada “el rincón de NO pensar”. En cualquier caso, creo que el Departamento de Eufemismos
Gubernamentales ha tocado techo con lo de Ley de Seguridad Ciudadana o quizá
no, quién sabe, están dotados de una creatividad desbordante y un afán de
superación dignos de mejor causa.
Lo cierto es que se han pasado de frenada y, la entrada en
vigor de este ejemplar tratado sobre censura ciudadana, pocos meses antes de un
periodo electoral, se les va a volver en contra desde la primera actuación.
Dignos herederos de aquel “la calle es mía” del ínclito franquista Manuel Fraga, que sembró las ciudades españolas de antidisturbios a caballo, luciendo
con galanura sus legendarios vergajos, o las patrullas, metralleta en ristre,
de la Policía Armada; los miembros del Gobierno han decidido tomar al asalto
las calles físicas y las virtuales.
Curiosamente, se rigen por un particular código de circulación que
determina un único sentido para todas las vías: Todas las movilizaciones convocadas por la derecha
dispondrán de permisos y parabienes, secundados por un servicio de orden
uniformado, pagado por ti y por mí, que cuidará que ningún asistente coja un
mal constipado. Las convocadas
desde la izquierda serán escudriñadas con microscopio, no vaya a ser que sirvan
de coladero a esa caterva de rojos indeseables que insultan a nuestros
ministros, presidente o la intocable figura regia y, lo que es peor, cuestionan
a voz en grito las medidas adoptadas para mejorar la calidad de vida de quien
las dicta. Todo muy clásico.
Ahora bien, en el mundo virtual dispondremos de una rediviva
figura penal: Los Delitos de
Opinión. Si piensas diferente, si
la situación social, política o económica te desagrada, si crees que una banda
de desalmados se está forrando el riñón a nuestra costa, cuídate muy mucho de
decirlo y, si lo dices, procura que sea con educación y respeto, que también
será delito pero, al menos, te servirá de atenuante. Las Redes Sociales son un caladero repleto de seres,
anónimos o a cara descubierta, dados a desenmascarar y denunciar las tropelías
de la clase dominante y eso, en un Estado de Derechas, no se puede permitir y,
además, es intolerable y, por lo tanto, duramente castigado, recabar y difundir
los testimonios gráficos de los abusos que se puedan cometer. La bazofia vomitada por los voceros de
la caverna, las amenazas vertidas por elementos ultrafascistas o las invectivas
defensoras de la política gubernamental y los ladrones que se benefician de
ella, no tendrán otra consideración que el uso legítimo de la Libertad de
Expresión, que para eso gozan del favor de los que mandan.
Dada la influencia brutal del ultracatolicismo en el Consejo
de Ministros y aún escocidos por la retirada de la contrarreforma de la Ley del
Aborto (por motivos únicamente electorales, no nos engañemos), no podemos
descartar que, de un día para otro, aparezca un anexo a la Ley Mordaza que
recupere algo tan español como la Santa Inquisición, que Rouco está ocioso y
hay que darle un carguito.
Que a gusto me he quedado.
Amigo Fermín, que venga la Inquisición, no hace falta. Ya está aquí.
ResponderEliminarUn abrazo
Somos así, sediciosos rebeldes y desafectos al Régimen. Y sólo por esto las FFSS nos colarán un troyano bueno (oxímoron)...
ResponderEliminarImpera la Neolengua y el Doble-pensar: "la culpa es de los que se fueron pero más de los que vendrán".
http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/el-arzobispo-de-granada-vive-a-cuerpo-de-rey/
Pues si amigo Fermin, te has quedado agustito. Franco ha vuelto y por desgracia la historia se repite. Hasta cuándo?
ResponderEliminarEn el tiempo que llevo por este planeta , desde Fraga a este ultimo, Martin villa es el que mas recuerdo, y sin internet, ya era cabroncete el tio yá.
ResponderEliminarComo siempre atinado y contundente. Cierto, quieren regresar a la caverna, ahí donde vivían felices. Largo se nos va a hacer el camino hasta un próximo cambio. Salud, que nos va a hacer falta.
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