La Vicepresidenta del Bobierno, Soraya para los amigos, y el
Ministro de Hacienda somos casi todos, Cristóbal Montoro, han presentado al
mundo a su nueva criatura: La Reforma de las Administraciones Públicas, ante
una nube de periodistas que, como en el caso de las celebritys, han llenado las
portadas de los medios con imágenes de la feliz pareja con el fruto de su amor.
Al parecer, si creemos a pies juntillas las estupefacientes
cifras presentadas ayer (y en esto de creer somos unos hachas), la mentada Reforma
somete al Estado a una operación bikini –son las fechas- que lo hará adelgazar
4 puntos del PIB ¡Ahí es nada! Vamos a pasar de la Piel de Toro a la Cintura de
Avispa.
De momento, nos cuentan, hay 375.000 trabajadores públicos
menos que hace 2 años y subiendo.
Lo anuncian henchidos de orgullo sin precisar que, la parte del león de
esa monstruosa cantidad, corresponde a profesorado, personal sanitario y
profesionales de servicios sociales; las tres patas sobre las que se apoya el
Estado del Bienestar que, día a día, va transmutando en Estado del
Sobrevivir. Hay una parcela común,
la Reposición 0 de las bajas por jubilaciones que afecta a todas las
administraciones por igual y que, en algunos casos, ha supuesto la práctica
inviabilidad de servicios sobre los que no ha quedado más remedio que parchear
al estilo carpetovetónico con resultados lamentables.
Miedo me da la temida Reforma de la Administración Local (la
administración más numerosa y más cercana al ciudadano y, como consecuencia, la
más sensible a las podas) que, sospecho, llevará aparejada una puesta boca
abajo de la Ley Reguladora de Bases de Régimen Local (la célebre Ley de
Bases). Se me ocurre, así, a
título de sugerencia, que empiecen por la eliminación de la maraña de
consejeros, asesores, asesores de los consejeros, asesores de los asesores, …
que han colonizado los miles de consistorios patrios cual organismo parásito
que no aporta nada y se alimenta (con un hambre voraz de 40.000 € al año de
media por cabeza) de los nutrientes del ente que los soporta. Solo con esa medida, probablemente,
fueran innecesarias otras más dolorosas para el servicio que se presta al
sufrido ciudadano.
Igual que se empezó con la excusa del ahorro, para
desembocar ladinamente en las privatizaciones sanitarias o educativas, una duda
asalta mi escaso entendimiento ¿No estaremos en la antesala de una profiláctica
centralización de servicios y competencias, ahora en manos de las Comunidades
Autónomas, que ahogándolas vía Presupuestos Generales del Estado, persiga
liquidar determinadas pulsiones independentistas en defensa propia?
¿Aún no han aprendido que, prohibir o dificultar ideas, es
la mejor manera de asegurar sus simpatías y proliferación? La naturaleza seguirá su curso y, lo
que tenga que suceder, sucederá…
3 comentarios:
Fermín, como siempre dando en la diana.
Ya el título lo dice todo. Muy buen artículo. Un saludo
A este paso vamos a terminar anoréxicos....
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