Está visto que las decisiones del Bobierno nos conducen a
una Darwinización atropellada.
Nuestra dosis diaria de sustos en forma de copagos, repagos, 4 cafés y
una docenita de cruasanes rellenos de beluga, se está llevando por delante los
corazones (y bolsillos) más débiles.
Selección natural lo llaman.
Ensañamiento con el desfavorecido lo deberíamos llamar.
Nuestros próceres monclovitas han puesto el ojo en los
enfermos y no van a parar hasta convertir España en el país más sano del mundo
(en defensa propia). Nuestra amada
Ministra de Sanidad, Ana Lfabeta Mato, nos contó arteramente las medidas que
iban a adoptar para disminuir el gasto en su departamento y los circunscribió
al copago farmacéutico. Una vez
digerido el sapo por los paganos de su medida nos salen ahora con el famoso
¡Ahivá, se me había olvidado!
Además de pagar por las medicinas, vais a pasar por caja por el
transporte sanitario no urgente que, como todo el mudo sabe, es utilizado por
las grandes fortunas; las prótesis, terreno donde empezaremos a ver catálogos
que irán del titanio de ley al cartón fallero; las dietas en los hospitales,
todo lo que no sea rancho es capricho; el uso de sillones reclinables por los
acompañantes nocturnos, se viene a cuidar a un enfermo no a dormir y, para no
cargar tanto las tintas en las personas con enfermedades y en pos de la
ecuanimidad, una nueva variante del impuesto de lujo que gravará la buena
salud.
¿Y los cinco millones y medio sin empleo? Bien, gracias, por la cuenta que los
tiene. ¿Y las medidas para
terminar con el paro? Viento en
popa, le vamos a dar una hachazo a las prestaciones por desempleo que, entre
los que emigren a Alemania, los que cultiven huertos en sus casas para comer
(serán autónomos) y los que palmen de inanición, las cifras del ministerio van
a ser la envidia de Europa.
En el Siglo XIX surgieron dos escuelas de pensamiento para
explicar de modo racional la evolución de las especies: La archiconocida de la
Selección Natural, defendida por Darwin y la de la Herencia de los Caracteres
Adquiridos, defendida por Lamark, padre de la biología moderna, que dictó
equivocadamente. A nuestro
Bobierno no se le cae de la boca la mención a la Herencia Recibida y, como en
biología, apostándolo todo al caballo perdedor.
Deberían dejar de mirar atrás y ponerse a trabajar con la
vista puesta en el horizonte, si es que saben hacerlo. Si no se vieran capaces no tienen más
que decirlo, echarse a un lado y dejar que otros lo intenten. Nos iría mucho mejor.
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