El cocinero de Moncloa se ha esmerado mucho en el despiece
del Barón de Montesquieu y le ha quedado un corte jugoso y muy rico que,
acompañado de una guarnición se sesos de fiscal y criadillas de periodista (más
escasas y valiosas que las trufas), suponen el que, sin duda, será uno de los
platos estrella de la temporada: Democracia Salteada (o Asaltada, que aún dudan
cómo bautizarlo).
Hace ya tiempo que conocíamos y gozábamos del fabuloso
maridaje entre poder ejecutivo y legislativo pero, ahí los críticos coincidían,
no se había encontrado la fórmula adecuada para integrar también el judicial y
lograr un plato completo, integrado, equilibrado y definitivo. Hoy por fin lo
han conseguido y, a tenor del éxito cosechado por las exigentes catas
celebradas en Mallorca, Madrid y Murcia, hemos de felicitarnos por ello.
Para la consecución de un resultado perfecto se deben
combinar adecuadamente: buenas ideas, depurada técnica y una cocina dotada de
todos los adelantos que la
convierten en casi un laboratorio, pero lo que jamás puede faltar y donde nunca
debe escatimarse es en los ingredientes; deben ser de calidad suprema, solo al
alcance de unos pocos privilegiados y, al César lo que es del César, el
hallazgo de la figura del Fiscal Defensor, marcará un antes y un después en los
fogones del mundo occidental, un hito de cuya autoría podremos presumir.
Cualquier cocinero doméstico, jefe de cocina de restaurante
de carretera o chef de local urbano (léase juzgado) podría argumentar que; sí,
todo eso está muy bien pero que les gustaría ver a esos Popes de la Cocina
bregar con miles de expedientes apilados en los pasillos y que, cada vez que
solicitan un ordenador, reciben una caja de bolis y un paquete de folios; para
ellos está muy avanzada la versión Thermomix, adaptable a cualquier
circunstancia que, por ejemplo, permite sustituir al cuñado del rey por un
concejal de urbanismo cualesquiera y, la diferencia de resultado en boca, solo
sería detectada por los paladares más sofisticados.
En fin, felicitémonos porque nuestro Gobierno lo ha vuelto
ha conseguir: Después de asombrar al mundo con una recuperación económica que
ya se estudia en las universidades más prestigiosas del orbe (en el
departamento de Literatura de ficción, pero algo es algo), ahora recobramos
protagonismo mundial con el producto de nuestros fructíferos fogones.
Como nos
lo vamos a tener que tragar, nos pongamos como nos pongamos, solo me queda
desearnos
¡Bon apetit!
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