Si pudiéramos navegar por pensamiento íntimo de los millones
de votantes de Podemos, la sensación que primaría sería la decepción. Desde
aquel torbellino purificador y saludable que fue el 15M; su espontaneidad, su
ilusión, su confianza en las personas, su organización minimalista, su ADN
participativo, su sostenibilidad real, su convivencia sana entre distintas
ideas y su juventud en lo intelectual; han pasado casi seis años que lo han
envejecido todo.
La primera víctima, callada y discreta, ha sido la
Participación. La organización en Círculos concéntricos, donde todo el mundo
tenía palabra, capacidad de propuesta, crítica constructiva y, si era
necesario, discrepancia, se ha mostrado muy incómoda para las estructuras de
poder y, como consecuencia, relegadas a desempeñar un trabajo menor, a escala
local, que conduce a su desaparición por puro aburrimiento. Se mantienen
fórmulas de participación formal, pero solo lo son en las formas. Si el 15M
tenía un ADN participativo, Podemos es un mutante.
A medida que se va adquiriendo Poder, el camino empieza a
quedar sembrado de cadáveres y uno muy ilustre es el de la Confianza en las
Personas. Depositar el devenir en la buena fe de otros, quizá, suene a cuento ingenuo
y buenista pero no lo he inventado yo, era una de las señas de identidad que
hacían distinto al 15M y presumían de ello ante todo el que quisiera
escuchar. Si la confianza en las
personas era un activo del 15M, ya no existe, Podemos lo ha dilapidado.
Se criticaban descarnadamente, a veces con generosas dosis
de choteo, las estructuras rígidas y enormes de los partidos tradicionales: sus
miembros solo tenían como objetivo vivir del Sistema, mamando de la teta
burocrática, y para lograrlo, debían mantener ese Sistema engrasado. Para
definirlo en un solo trazo se les denominó “Casta”. Desterrados los Círculos a
la nebulosa del olvido, se va levantando un armazón organizativo, copiado
literalmente de los partidos antiguos, y se alimenta con servidores fieles al
líder de turno. Ya no se llama Casta, son compañeras y compañeros con
responsabilidades en materia organizativa.
La convivencia entre las distintas ideas se mantiene, al
menos en apariencia, pero ya no es sana. En realidad se trata de la misma idea
vista desde diferentes perspectivas metodológicas y eso no es malo, al
contrario. Lo que sucede es que, si has sacado los ojos a los demás por hacer
exactamente lo mismo, es lógico que ahora te lo echen en cara y te saquen los
colores. Se trata de una famosa
metáfora: después de 6 años escupiendo para arriba, la ley de la gravedad acaba
por imponerse.
Lo que nació del 15M, un germen fresco y novedoso, ha
envejecido muy deprisa y bastante mal. Los diferentes actores se esfuerzan por
… eso, actuar; dando la imagen de
seguir siendo jóvenes en lo intelectual, pero tampoco. Fuera de su círculo
endogámico de fieles, feroces con el discrepante, su legión de partidarios se
ha dado cuenta y, lenta pero irremisiblemente, va abandonando su apoyo. La
lástima es el enorme caudal de ilusión abandonado en medio de la calle y la
sospecha que, seguramente, se ha perdido para la política a toda una generación
decepcionada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario