La Lideresa está triste, qué tendrá la Lideresa… y no es un homenaje a Rubén Darío que,
para ella, es una estación de Metro con una caja registradora; no.
De un tiempo a esta parte la, en otro tiempo, pizpireta
Ministra de Cultura para regocijo del mejor CQC que nuestros ojos hayan visto,
anda lánguida, melancólica, tristona y se le nota, vaya que si se le nota.
Sus generosos amigos tratan de animarla gestionando
hospitales, ambulatorios, colegios, universidades, carreteras y todos los
servicios públicos que encuentran pero todo es escaso para dar contento a su
desconsolada alma. Ya no se
prodiga como antes en esas opíparas comilonas coronadas con café, copas,
habanos y mus. Están, estamos
preocupados.
Puede ser pura desazón al ver a su queridissimo amigo
Alberto hollando una moqueta que, sin duda, ella merece. Puede ser. Puede ser que ahora, que habrá que pagar por respirar hondo, con lo justito que le llega el sueldo, no podrá permitirse ni un capricho. Puede ser. Sólo hay algo seguro:
Se le esta agriando el carácter otrora dicharachero. No encuentra alivio siquiera en el golf
o las visitas a Corporación Dermoestética, sus grandes pasiones inconfesadas.
Tiembla sólo con pensar que puede asomarse a la ventana de
su despacho, amplio y luminoso y ver que esa plaza diáfana y bulliciosa de
viandantes y turistas despistados, vuelva a verse invadida por tiendas de
campaña de baratillo, plásticos de la peor calidad, una amalgama de tablas y
cartones de aluvión y lo peor: miles de perroflautas ociosos y cantarines. Sudores fríos recorren su espalda.
Mariano ha rescatado la tijera de podar que ella le regaló
hace años y la telefonea, un día si y otro también, para comprobar que los
recortes de derechos no consiguen animarla. Todo se le hace poco.
Como muestra, un botón: Esta misma mañana, tras recogerla en su casa, el chófer le
ha preguntado “¿Se va a poner este año para el besamanos, presidenta?” Y ella, sin rubor ninguno, ha
respondido “Si, este año me voy a poner en el water, esa banda de
zarrapastrosos me va a besar el culo”
Esperanza, qué nombre más inapropiado tienes.
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