Ha llegado el día. Hoy es cuando es obligatorio decir “La
fiesta de la democracia” (después de la última, hemos estado 6 meses de
resaca). Cuando se suceden los hipócritas mensajes de los candidatos: “Vota a
quien quieras pero vota” (cuando realmente quieren decir: “si no vas a votarme
a mí, mejor te quedas en tu puta casa”).
El momento temido por los asesores que tienen que hacer pasar como un
triunfo haber perdido todos los escaños, deber un dineral por la campaña y que
el impresentable de tu candidato, encima, te eche la bronca. En resumen, hoy celebramos ELECCIONES
GENERALES (otra vez).
A la hora en que estoy sentado al teclado (7:30), los
miembros de cada mesa se miran al espejo con fastidio preguntándose “¿Por qué
yo?”. Será una hora de preparativos, once
horas de votaciones soportando, sin un gramo de ganas, al votante circunspecto,
a tus vecinos y amigos que te vacilan con saña, a tu cuñado dándote lecciones
de cómo tienes que hacerlo y a los interventores y apoderados pejigueras que le
ponen pegas a todo. Todo esto como
preámbulo del sindiós del recuento: Hagas lo que hagas, la cagas. Si te cunde mucho, sospechan de ti; si va
lento te echan la culpa; si confías en los demás malo; si no confías, peor y,
todo eso, sin entrar aún en ese vestigio de tiempos pretecnológicos que son las
papeletas/sábanas del Senado. Cuando,
bien entrada la noche, sales del juzgado te acuerdas de los 60 € que te trajo
diligente el funcionario pagador y piensas (con razón) que no merece la
pena. Sobre todo porque, tú acabas de entregar tus sobres y el recuento ya roza el 80% ¿Cómo cojones lo han hecho
tan deprisa los demás?
No habrá sorpresas. Salvo alguna variación más que prevista
vencerá el Partido Patibulario; El Partido Sembrador de Obsoletas Expectativas
y Ungidos Prepotentes rozarán el empate en esa relación amor/odio que tanto
daño nos hace y Cuñadanos querrá adoptar y explicar una lectura de los
resultados creyendo que nos importa.
Todo tan aburrido pero tan apasionante a la vez.
Circula otro topicazo que afirma que “Gane quien gane,
vencemos todos”. MENTIRA. Vencerán los que sean más hábiles a la hora de
negociar acuerdos para gobernar (o no) pero las auténticas ganadoras son las
empresas demoscópicas que, sin acertar ni una, llevan sacándole pasta a tirios
y troyanos desde la precampaña de las municipales, hace ya más de año y
medio. Por cierto, que levante la mano
el que piense que se inventan los datos en función de lo que pague el mejor
postor. Ya sabemos que las “encuestas”
no se hacen para conocer las tendencias de voto sino para dirigirlas
sibilinamente.
Por último y no menos importante, no debes olvidar que
afirmaciones como: “No se te ocurra votar al Partido Popular ni cualquiera de
sus satélites, que te roban hasta el alma y encima se ríen de ti” están
terminantemente prohibidas y no deben decirse bajo ningún concepto.
De modo que: Amigos y amigas, hoy es la fiesta de la
democracia; ejerce tu derecho de voto y, recuerda, gane quien gane, vencemos
todos...
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