viernes, 3 de junio de 2016

Oclusión intestinal en reptiles, un dañino mal

Supersaurio Púrpura y acólitos en la sauricueva
Hay quien tiene la mente cuadriculada pero no en el sentido cartesiano del término, que facilita el planteamiento deductivo y racional de los problemas, sino en el de vivir encorsetado entre muros, celdas y etiquetas restrictivas. A esta discutible subespecie del homo sapiens sapiens le asusta todo lo que no quepa en sus cajones y, con su instinto primario en modo “a prueba de fallos”, reacciona violentamente contra todo lo que desconoce y le asusta; vestigio del reptil que una vez fuimos.

El tristemente célebre Cardenal Cañizares se ha pegado una buena carrera para ponerse delante de este grupo, decir que lo lidera y, jadeando para saldar su alarmante deuda de oxígeno, ha vuelto a regurgitar los excrementos que tenía en su ocluido intestino y lo ha puesto todo perdido. Otra vez.

Sus médicos están preocupados y con razón, lo que una vez fueron episodios aislados, se repiten con excesiva frecuencia y, lo que es peor, al paciente le gusta el sabor que después le queda en la boca y se niega a medicarse por miedo a perderlo.

El caso es que todo el que sea distinto, no necesariamente peor ni mejor, sólo diferente, es objeto de sus diatribas; ya sea por ser mujer (condición genética), por ser gay (condición sexual), por ser inteligente (condición intelectual), por ser de izquierdas (condición ideológica) o por ser musulmán (condición religiosa), entre otras; esto nos da una idea de las lamentables condiciones, éstas sí, en que se desenvuelve el nuevo superhéroe de los cavernícolas de este país: Supersaurio Púrpura y la horda de subhumanos que le sigue ciegamente.

Promovamos una urgente revisión presupuestaria, que dote de los recursos necesarios un programa de I+D+i, destinado a lograr la salud mental resolviendo la, tan dañina para la humanidad, oclusión intestinal.  Las generaciones venideras oirán hablar de este mal con la misma estupefacción que nosotros cuando conocimos que muchísima gente moría del Cólico Miserere (apendicitis) sin poder hacer nada por evitarlo.




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