sábado, 10 de septiembre de 2016

Aún hay esperanza, no está todo perdido


Unas ruinas de destrucción estéril y ominosa, reflejo del odio irracional que, paradójicamente, reivindica su carácter desgraciadamente humano (los animales no odian); son regadas generosamente por la luz del atardecer que durante un rato les despoja de su natural halo de dolor. Aún hay esperanza.

Ante ellas, sobre ellas, a ellas desafía el lujo de la ternura y el amor incondicional en un retrato de dolorosa belleza: Es la hora del baño y papá, el mismo papá que orgulloso se enfrenta los poderosos tanques a pedradas, papá enjabona con cariño a sus hijas, mirando al infierno a los ojos, retándole con una sonrisa paternal, acariciando amorosamente a su familia mientras murmura, “no todo está perdido”.


Mañana lloverán racimos incandescentes de muerte, mañana volveremos a empuñar las armas, mañana el enemigo no necesitará hacer prisioneros, mañana, en suma, el dios de la guerra reclamará su cuota de protagonismo cruel y despiadado pero hoy.. hoy no. Hoy gritamos al mundo que aún hay esperanza, que no todo está perdido…

1 comentario:

Marisa dijo...

Bella la fotografía y bello el texto que la acompaña. Bello y real.