Al menos esta vez no está Esperanza Aguirre (el que no se contenta es porque no quiere) |
Ya estamos aquí otra vez para hacerle la autopsia a lo
obvio: Ha ganado el PP, ha subido en votos y diputados y, si un desastre
natural de dimensiones cósmicas no lo remedia, seguirá gobernando.
Hace un año, cuando arrancó la precampaña del 20D, una buena
parte del electorado (algo más del 50%) partíamos de un objetivo común: Echar
al Rajoy de la Moncloa. Los resultados
de diciembre hicieron que el PP se refugiara en sus cuarteles de invierno (en
lo literal y en lo figurado); Podemos adoptara una postura tacticista que, el
tiempo y el millón de votos perdido, ha demostrado ser la equivocada;
Ciudadanos ha actuado como la tía solterona de Gila que iba a todas las bodas
y, cuando el cura preguntaba: “Fulanita ¿Quieres a menganito como legítimo
esposo…?”, Ella gritaba “Y si no lo quiere, pa mí”; y el PSOE del Dr. Jekyll y Mr, Hyde (Pedro Sánchez y
Susana Díaz) me recordó las historietas de Mortadelo y Filemón, cuando el Superintendente
tiene formados ante él a todos los agentes y pide que 2 voluntarios para una misión
den un paso al frente, inmediatamente, todos los agentes menos 2 dan un paso
atrás y nuestros protagonistas, sabiéndose elegidos, se miran con estupor. Pedro Sánchez pudo acertar o equivocarse pero
fue el único que lo intentó, quizá le pudo la ambición pero lo intentó, pecó de
optimista o de ingenuo pero lo intentó, cosa que los demás rehusaron y el
tiempo ha demostrado que había que haberle hecho un poquito más de caso.
En el silencio de la noche, tras la larga jornada electoral,
si uno presta un poco de atención oirá una risa incontenible y poco disimulada:
Es Rajoy felicitándose a sí mismo por
haberlo vuelto a hacer: Ha vencido de
modo incontestable sin mover un dedo. Bueno, eso tampoco es del todo cierto, un dedo
sí que movió para escribir SMS. Sea como
fuere, 200 años después hemos reeditado, en versión 2.0, el célebre “Vivan las
Caenas” que restableció en el trono a Fernando VII contra la Ilustración que
traían los afrancesados. De aquellos polvos…
Por último, ya en el terreno de la anécdota, en ese cajón de
sastre y desastre que son las redes sociales se escuchan voces aisladas pero
desgañitándose, que alertan de un “pucherazo”. Que la decepción no nos enturbie
el cerebro: En el sistema electoral español un pucherazo es, sencillamente,
imposible. A lo mejor (a lo peor) es que
sólo somos gilipollas.
1 comentario:
Ningun partido que no este controlado al milimetro por el poder economico, llegara jamas al poder, esto es asi de triste y lamentable, estamos en una dictadura global.
Cual es la solucion?
Procurarse Aldeas autosuficientes, puede sonar utopico, pero es eso, o prepararse a morir.
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