Corrían los años 70’, cuando en España apenas había escuela
pública, que lo normal era que los niños fuéramos a colegios privados que, en
los llamados barrios obreros, no eran más que academias situadas en bajos
comerciales o, en el extremo contrario, grandes colegios de carácter religioso
que tenían a su alumnado uniformado por fuera y por dentro. A partir de la llegada al poder del
PSOE en 1982, se empezaron a construir colegios públicos en todos los pueblos y
ciudades convirtiendo, esta vez sí, en universal el acceso a una enseñanza
gratuita, pública y de calidad.
La llegada al poder del Partido Popular en 1996 y su nefasta
mayoría absoluta en el 2000 invirtieron la tendencia: Los incipientes
conciertos educativos surgidos a partir de la LODE en 1985; que propiciaron la
conversión de los colegios religiosos en una “variante pseudo pública” y la
aparición del afortunado, pero privado, modelo Cooperativa; dio salvaje un empujón
presupuestario a la Concertada, sobre todo en comunidades con un modelo
neoliberal descarado como Valencia y Madrid. La crisis de 2008 fue la excusa perfecta para atacar,
mediante la negación de recursos, la enseñanza pública a la vez que se producía
un aumento desmesurado de la dotación presupuestaria para “alimentar” conciertos
educativos con entidades ultracatólicas de dudoso criterio pedagógico y
flagrante inconstitucionalidad.
Hoy, otoño de 2016, la Comunidad de Madrid ha depurado su
particular versión de la Enseñanza Pública y, aderezado y, no sabemos si
influido o no por expolios de lo “Público”, como el caso Púnica, han adoptado un
asombroso sistema de construcción y dotación de centros públicos en los
desarrollos urbanísticos surgidos durante el “boom del ladrillo”: La
construcción por fases.
Se trata, simplificando, de abordar la edificación de estos
colegios por bloques de 6 u 8 unidades. Un año se construye una fase, al año siguiente otra, y así,
hasta el infinito y más allá… Todo eso con independencia del número de niños y
niñas afectadas ya que, aunque el padrón refleje una necesidad acuciante, la
construcción se lleva a cabo a piñón fijo: un año una fase, al año siguiente
otra, … Cualquier persona sensata preguntaría: Si arrancan con el costoso
proceso de levantar un edificio y saben taxativamente que lo deben ampliar ¿por
qué no lo hacen de una sola vez, con el consiguiente ahorro de recursos
públicos y satisfacción de la demanda existente? Pues eso pensamos todos. Todos
menos ellos, los responsables educativos de la Comunidad de Madrid.
Cualquier malpensado echaría cuentas rápidamente y llegaría
a la conclusión de que; una construcción por fases conlleva una dotación
presupuestaria independiente, un concurso, adjudicación, proyecto, licitación,
ejecución y recepción de la obra para cada una de las fases; lo que multiplica
por 3 o por 4 los procesos administrativos susceptibles de inflado artificial
de presupuestos y cantidades que, involuntariamente, se quedan entre las uñas
de alguien. Evidentemente, eso
pasaría por la mente de cualquier malpensado, nosotros nos creemos a pies
juntillas los argumentos recibidos: Es la fórmula más eficiente.
El caso es que, los hijos de mal pensados y bien pensados,
no encuentran el centro educativo que necesitan en su barrio y, una de dos:
Deben desplazarse a otras zonas (con el riesgo que siempre acarrean los
movimientos con niños) a colegios ya saturados que van aumentando la ratio sin
límite aparente o, como segunda opción, buscar plaza en una escuela concertada
(pagada con el dinero de todos que se le niega a la pública) para mayor gloria
de su cuenta de resultados.
En el barrio de Los Molinos, desarrollo urbanístico de
Getafe con 5 años de vida, Se dotó en su momento de suelo para construir los
equipamientos necesarios para la previsible natalidad en una zona poblada en un
90% por parejas jóvenes. La Comunidad de Madrid emprendió, tarde y mal, la
construcción de una escuela infantil que, apresuradamente, se reconvirtió en
colegio sin variar el proyecto. La natalidad sigue en aumento y, a fecha de
hoy, hay cerca de 600 niños y niñas para un centro con ¡¡12 aulas!! Y los
responsables regionales se niegan a abandonar su “peculiar” sistema por fases.
Dicen que el año próximo construirán otras 6 aulas y, sólo los nacimientos
previstos para los próximos 7 meses, ya superarían su capacidad.
¿Qué haremos?
No será muy nuevo ni muy original pero nos van a tener en
las calles, en las plazas, en los periódicos, radios y televisiones hasta que
nos hagan caso; abandonen su inexplicable ¿? cerrazón y hagan las cosas con un
mínimo de coherencia y responsabilidad construyendo los colegios completos y de una sola vez.
#NoSomosMolinosSomosGigantes
1 comentario:
Si lo que escribes es cierto (que no lo dudo) en cuanto se de permiso para levantar o abrir un colegio privado en la zona, que no creo que tarde, hay que irse corriendo al juzgado por prevaricación
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