No sé cuántos casos van, al aparecer el primero ya me
pareció excesivo pero lo cierto es que siguen y siguen y siguen. Algunos los llaman enfermos pero son
asesinos, un enfermo es otra cosa y jamás te hará daño consciente de hacerlo. El subhumano que asesina a una mujer lo
hace con plena consciencia, en ocasiones planificado, en ocasiones improvisado
pero ya llevaba un tiempo rumiando la idea por su cabeza sin haber hecho un
gesto por despejar esos impulsos criminales quizá, incluso, los ha alimentado
con vívidas ensoñaciones.
No sé cuántas mujeres han sido víctimas de violencia extrema
por parte de alguien en quien confiaron y a quien se entregaron. A veces el dolor interior es más grave
que el físico, no hay analgésico que lo aplaque y siempre puede doler un poco
más, aunque pareciera imposible. La
tortura va aderezada de una crueldad infinita, de anulación brutal, de
humillación sin cuidados paliativos y, cuando ella decide hacerle frente,
denunciar o huir o luchar o …, él muestra su condición de bruto sin cerebro útil y luce su agresividad y
fuerza física como único y letal argumento. Si ese macho de feria alguna vez fue una persona, queda
automáticamente desposeído de esa condición. Es un vulgar asesino.
No sé cuántas veces he sentido que me hervía la sangre al
escuchar justificaciones injustificables, gracietas etílicas o gestos de
complicidad incomprensible y he mirado a los ojos del espécimen y reconvenido
su actitud. Alguna vez, pienso en
ocasiones, te van a medir la cara, chaval. No sucede, sólo son cobardes que se acojonan ante otro
igual, mierdecillas que, por razones que se me escapan, presumen de ser
superiores a cualquier mujer y en su interior se saben profunda e irremediablemente
inferiores. Piltrafas en lo intelectual.
No sé cuántas noticias ha leído ya que, en vez de utilizar
el lenguaje que pide el tratamiento del terrorismo machista, destilan desidia,
molicie informativa o responden a órdenes de no beligerancia. No sé cuántas sentencias judiciales trufadas
de machismo irredento tendremos que soportar sin, al menos, poder decirle a ese
juez que deje de usar la toga para limpiar sus excrementos. No sé cuál es el nivel de estupefacción
requerido para comprobar que hay mujeres machistas como el que más que, además,
se jactan de ello con dudosa arrogancia.
No sé
Sólo sé que debemos hacer algo, sé que la regresión
educativa que tratan de aplicar no ayuda nada. Sé que una Educación en régimen
de completa igualdad desde las primeras fases de la enseñanza es una buena
alternativa a largo plazo. Exactamente lo contrario de lo propugnado por la
¿educación? Religiosa y quienes segregan las clases atendiendo al sexo del
alumnado.
Sólo sé que reduciendo los medios de ayuda a las mujeres que
toman la decisión de denunciar y romper, les ponemos en la picota y dejamos al
albur de el arrebato de enajenación del subhumano de turno.
Sólo sé que podríamos hacer mucho más de lo que hacemos
No hay comentarios:
Publicar un comentario