domingo, 17 de septiembre de 2017

Lo reconozco, SOY EQUIDISTANTE


Hace no demasiado tiempo, eran ilegales las reuniones con interés político, también lo eran las asociaciones con esos fines y, a los partidos políticos, mejor ni nombrarlos.

No hace muchos años que era ilegal que una mujer trabajase si estaba casada, vivir juntos sin haber pasado por la iglesia estaba penado por la ley, el divorcio no existía y el aborto, hasta prácticamente ayer, castigado con penas de prisión.

Cuando yo era niño, votar solo estaba permitido en “entornos controlados” que garantizaban una victoria segura para el convocante y, cualquier iniciativa que se saliera de ahí, conllevaba un paseo turístico por los sótanos de la Dirección General de Seguridad, donde te encontrabas con discrepantes del régimen, homosexuales apaleados y demás lumpen merecedor de un severo correctivo antes de ir unos añitos al “rincón de pensar” situado en la Cárcel de Carabanchel.

Todo eso y mucho más era ilegal… hasta que cambiaron las leyes.

Poner todo el peso del argumento contra el seudoreferéndum catalán en que es ilegal es despreciar un amplísimo abanico de motivos lógicos, razones meditadas y opiniones bien construidas que contraponer a los que el independentismo catalán coloca sobre la mesa. Que unas y otras ideas se enfrenten en el territorio dialéctico en igualdad de condiciones y, después, diriman su vigencia en la urnas, con todas las garantías que un Estado puede y debe poner, tiene un nombre: Democracia.

Todo lo demás es jugar con los sentimientos de la ciudadanía, de uno y otro signo, apelar a las vísceras en lugar de a su cabeza, tirar de motivos cerriles con los ojos cerrados y desembocar en un enfrentamiento deseado por quienes están a la cabeza de los unos y de los otros, llevando como rehenes involuntarios a todos los demás en un juego de intereses bastardos e inconfesables por ambas partes. Me niego a hacerles el juego.

No estaría a favor de que Cataluña se independizase por muchos motivos pero sí, y lo llevo pidiendo con mi minúsculo hilillo de voz desde hace 8 años, que se celebrara un referéndum legal y garantista en Cataluña donde el pueblo catalán manifestase libremente su parecer, con el compromiso asumido por ambas partes de respetar y acatar el resultado que se allí produjese.

Alegar que es ilegal es reconocer que no saben hacerlo mejor y, lo más chocante, es que lo hace gente que pertenece a algún partido político, mujeres casadas que trabajan, personas que, alguna vez se han divorciado o abortado, que han exigido votar y, en algunos casos, han sido duramente reprimidos por su condición sexual.


Si expresar estas ideas es ser equidistante, lo reconozco, SOY EQUIDISTANTE.

domingo, 3 de septiembre de 2017

10 cosas que no me gustan (y otras 10 que tampoco)


No me gustan las reacciones contra el terrorismo viciadas de sectarismo
Ni el juego sucio contra quienes están a nuestro lado

No me gusta la deriva ultraderechista que está tomando la sociedad
Ni la tibieza de quienes pueden pararla

No me gusta la violencia, de ninguna clase, contra nadie y contra nada
Ni quien dice combatirla mientras la apoya

No me gustan los seres superiores que imponen sus intereses como un credo
Ni sus ciegos seguidores, víctimas y verdugos a la vez

No me gusta que el dinero sea la ideología dominante en el mundo
Ni los que disfrazan su ambición ciega con bonitas palabras

No me gustan los que abusan de la confianza depositada en ellos
Ni quienes justifican lo injustificable con bastardos intereses

No me gustan los líderes irresponsables que no respetan nada
Ni su descaro malicioso disfrazado de osadía

No me gusta la tortura a que sometemos a nuestro planeta en nombre de la modernidad
Ni los apóstoles del regreso a las cavernas

No me gusta el manoseo, uso torticero y maltrato a que se someten las palabras
Ni quienes las retuercen en su propio beneficio

No me gusta estar de manos atadas para evitar todo lo anterior
Ni estarme quieto por creer que moverse no sirve para nada