lunes, 4 de agosto de 2014

De la infamia al olvido pasando por la manipulación


Cuando ya se ha comprobado que, el secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes israelitas que desencadenó el enésimo capítulo del proceso de exterminio del pueblo palestino, no fue obra de Hamás sino que detrás había un móvil económico;  cuando se ha sabido que el secuestro de un soldado israelí durante la penúltima tregua, que provocó los ataques más sanguinarios a escuelas y mercados, no fue un secuestro sino que esta persona, antes, ya había muerto en combate;  cuando descubrimos que la estrategia del ejército sionista, teóricamente destinada a destruir túneles clandestinos, se basa en el bombardeo indiscriminado de los lugares donde se concentran los aterrados refugiados palestinos civiles, en gran número ancianos, mujeres y niños,  buscando masacrar cuantas más vidas mejor;  cuando ya no nos asombra que el gobierno israelita niegue lo evidente, acusando de mentir a los delegados de la ONU buscando la expulsión de los pocos periodistas que quedan en la franja de Gaza;  cuando sumamos las atrocidades de hoy a las perpetradas en numerosas ocasiones desde hace 40 años, llegamos a la dolorosa conclusión de que, con la “tolerancia” internacional estamos siendo cómplices de una versión sofisticada, implacable, sangrienta y aterradora de la “Solución Final” que debería estar siendo juzgada en el Tribunal Penal Intenacional.



El Gobierno de Rajoy nunca es lo que parece.  Lleva tiempo tratando de convencernos que su prioridad es la política económica cuando, en realidad, su motivación principal es desmontar pieza por pieza el incipiente Estado del Bienestar que habíamos alcanzado, mediante un desguace de los servicios públicos, malvendidos luego al mejor postor, y la destrucción sistemática de los derechos adquiridos por la ciudadanía, ya sea en materia laboral, sanitaria o educativa como en construir un modelo judicial, inasequible al común del ciudadano de a pie, que allane el camino a sus tropelías.  Poco a poco se ha ido descapitalizando el Estado y sus recursos están pasando a manos poderosas pero desconocidas que tienen en el Presidente del Gobierno un capataz leal.  Si la motivación del Gobierno es esa, la estrategia está en manos de sociólogos que, conocimientos demoscópicos al margen, dominan el arte de la distracción y el engaño, diseñando una política de comunicación que te distrae con una mano mientras te abofetea con la otra.  Poco a poco, estos trucos han sido desenmascarados y las encuestas vaticinan un sonoro costalazo en los próximos comicios municipales y autonómicos.  La respuesta no se ha hecho esperar y, como por ensalmo, para mantenerse en las respectivas poltronas, se han sacado de la manga una propuesta abracadabrante: La elección directa de alcaldes.  Solo una consideración, es Inconstitucional.  La Constitución del 78 determina que el sistema electoral español es Proporcional y la propuesta de Rajoy nos conduce a un sistema Mayoritario, de modo que, si lo quieren, tendrán que cambiar la Constitución y eso abriría una espita que les da pánico...




Las estruendosas fanfarrias que nos anuncian una vigorosa y epatante recuperación no deben silenciar la voz de los cinco millones largos de personas sin empleo que hay en España.  Las prestaciones se van agotando, los desahucios por impagos de hipotecas se multiplican y, en el puesto callejero de mercadillo en que se han convertido los telediarios, nos venden la creación de empleo que, si restáramos el efecto estacional, los trabajos precarios hasta la náusea y el hecho de que, con trabajar solo unas horas, ya desapareces le las estadísticas de desempleo, nos mostrarían los negros nubarrones que se ciernen sobre los potentes focos que han colocado sobre nuestras cabezas.  No debemos olvidar, ni por un segundo, el drama vital de esas personas y sus familias que están llevando a niveles de pobreza de posguerra a uno de cada cinco conciudadanos.  No nos lo perdonaríamos nunca. 

1 comentario:

SERVICIOS INMOBILIARIOS dijo...

En cualquier guerra, la primera víctima, es la verdad...