Tras un invierno frío y oscuro en lo social, sólo caldeado
por las multitudinarias y numerosas movilizaciones ciudadanas en nuestras
calles, se aproxima el cambio de estación y, con él, la inauguración de la
Temporada Primavera-Verano de recortes, talas indiscriminadas y amputaciones
traumáticas.
El colectivo de parados de larga duración (en el caso de
mayores de 55 años, de eterna duración), ha sido el primero en probar la hiel
que nuestros cocineros ministeriales utilizan con profusión en sus guisos
legislativos. Esos guisos que nos
sirven en cutres platos de plástico, fríos, ralos y pasados de punto; con la
aviesa intención de acostumbrar el paladar a la repugnante alimentación que nos
espera. Pues eso, que los parados
mayores de 55 años, en cuya unidad familiar ingresen más de 900 euros al mes,
verán desaparecer su prestación.
Acudir a la casuística para certificar su injusticia sería un error
porque equivaldría a legitimar tan infame medida. Es, simplemente, otra vuelta de tuerca más al gaznate de los
más débiles que demuestra cuan miserable puede llegar a ser un gobernante para
con sus gobernados.
Nos anunciaron, con gran alarde tipográfico y mediático,
unas cifras de déficit (su caballo de batalla) muy cercanas al objetivo
previsto. Falso. El déficit real del ejercicio 2012,
supercherías financieras incluidas, es muy similar al de 2011; entonces ¿De qué
han servido todos los dolorosos sacrificios a que nos han sometido? Muy sencillo, a riesgo de encender a la
población, los objetivos que se perseguían eran gozar de una excusa para
perpetrar el desmantelamiento de todos los servicios públicos, sanidad,
educación y servicios sociales
fundamentalmente; laminar los derechos laborales al dictado de la CEOE, creando
un clima de pánico entre la mayoría de los parados y trabajadores en activo que
permitiese una condiciones de trabajo precarias, mal pagadas y sin posibilidad
de respuesta y, con estas premisas, propiciar el desembarco de empresas ad hoc que
se forrarían el riñón a costa de dinero público con unos costes laborales
ridículos. Han hecho pleno.
A medida que crece vertiginosamente el número de personas
sin empleo, va creciendo al mismo ritmo la cifra de gente que no puede pagar su
hipoteca y, la oleada de desahucios que se avecina, dejara en mantillas todo lo
sucedido hasta ahora. No nos
engañemos, la sentencia europea sobre la ilegalidad de los desahucios sólo se
refiere a dos cláusulas concretas: Los excesivos intereses de demora, cercanos
a la usura, (se rebajan y ya está) y la posibilidad de ejecutar la hipoteca con
un mes si pagar (se aumenta a tres y arreglado). Conclusión, o se toman en serio la reforma de la Ley
Hipotecaria o se nos avecina un infierno de dimensiones incalculables.
Aunque parezca lo contrario detesto ser agorero, es más, me
considero una persona optimista pero, los indicios, informaciones y números que
vamos conociendo con cuentagotas invitan a estar preparados y, en todos los
casos, dar una respuesta contundente en las calles y demás lugares donde sea
posible.
Por si sirve, yo iría convocando ya una Huelga General…
1 comentario:
Hace unas horas un 'tertuliano', creo que de 'La Razón', decía mas o menos esto. De los 200.000 desahucios en los últimos 5 años la mayoría son 'jetas'. Se extiende la opinión que la ciudadanía se deja desposeer por gusto. Claro como son locales comerciales, naves industriales, garajes...y siendo así ya no importa.
Publicar un comentario