El ministro lisérgico, Cristobalito Montoro, continúa, erre
que erre, con la cantinela de la dichosa recuperación. Que si la recuperación será en 2014,
que si son los presupuestos de la recuperación, que si la recuperación ya ha empezado,
…, poniendo a prueba la auténtica recuperación, la de nuestra agotada paciencia.
Emilio Botín, otro que utiliza extraños “complementos
alimenticios”, habla sin desmayo en la célebre Universidad de Harvard de las
ingentes cantidades de dinero que están entrando en España por todas partes;
afirmación que solo ha conseguido que sean legión los que, en vez de buscar
setas, hayan salido este otoño en busca de billetes de curso legal de
diferentes cuantías. Circula el
rumor que, una vez, el amigo de un primo de una vecina, encontró 20 €, pero
todo apunta a otra leyenda urbana.
Abandonemos, por un momento, los paraísos artificiales y
pongamos los pies en esa tierra yerma que es la economía española: Terminaremos el año con una cifra de
desempleo aterradora, que rondará el 27 % y, la previsión para dentro de 12
meses, es que ésta se sitúe alrededor del 26 %; ahora bien, los presupuestos
contemplan un descenso pronunciado (del 10 %) del dinero destinado a
prestaciones por desempleo ¿Es esa la causa de la burda manipulación de los
datos de fraude por parte de Soraya S.S., la Vicepresidenta Huidiza?
La prevista reforma de la administración local prevé un
recorte de 20.000 millones de € (mil millones arriba o abajo), con el curioso
dato de tener en contra a los propios alcaldes del PP ¿Cómo es posible que unos
presupuestos de la recuperación, es decir, teóricamente expansivos, lleven
aparejado un recorte de estas dimensiones que perjudicará por igual a
ciudadanos y trabajadores públicos?
Numerosas historias, cargadas del tipismo de sexo entre
jóvenes, hacen referencia al muchacho insistente y fogoso y a la moza remisa
que duda entre la entrega o el rechazo.
Inevitablemente, en el momento de la dubitativa penetración, él, ella o
ambos dicen la famosa mentira: “la puntita nada más” y todos conocemos el
final. La CEOE tiene puesto el ojo
en el despido libre desde hace tiempo, el Gobierno duda entre concederle el
deseo, que tampoco le desagrada, a ver si se ponen a contratar de una vez, o no
echar más gasolina a la hoguera del desempleo. La CEOE que, como las alimañas, huele el miedo, ataca con lo
de “la puntita nada más” y pide que el despido sea libre solo el primer año
pero todos conocemos cuál sería el final.
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