domingo, 17 de noviembre de 2013

Un relato inocente


Esperando a mi prima Inés

Desde pequeño me dio mucha pena, nunca había tenido contacto directo con alguien que tuviera alguna minusvalía y la idea me fascinaba. En realidad si conocía a alguien, a Rufo el del quiosco, que era cojo, pero como tenía tan mala leche no le contaba.

Un día me dijeron que iba a venir de visita mi prima Inés, la de la foto rota que tenía la abuela, la que le faltaba un brazo y, rápidamente, me apliqué para hacer cómoda su estancia; según la foto carecía del brazo izquierdo de modo que recorrí mi casa, habitación por habitación, sala, cocina, baño, terraza, ...; y sentándome en cada una de las sillas fui quitando todas las cosas que quedaban en el lado proscrito, pasándolas minuciosamente al lado derecho. Mi madre, extrañada, me preguntó qué hacía y yo, circunspecto, le advertí que estaba preparando la casa para la visita de la prima Inés y que no tocara nada de como yo lo dejase porque lo tenía perfectamente estudiado.

El día de su llegada, me levanté temprano y, ante el espejo, ensayé diferentes formas de colocar el brazo izquierdo de modo que se viera lo menos posible y no herir a mi prima más de lo estrictamente necesario. Al final conseguí una postura que, aunque incomoda, disimulaba bastante bien mi desdichada normalidad, si pegaba el dorso de mi mano a la espina dorsal, entre mis omoplatos, mi presencia se aproximaría a la suya y descubriría en mí a un amigo.

Llegamos a la estación con una hora de adelanto y cuando quiso llegar el tren mi brazo estaba completamente dormido. En el momento de abrirse la puerta del vagón la impaciencia me hacía dar saltitos mirando al interior de un vagón del que no dejaba de salir gente.

Por fin aparecieron mis tíos y con ellos una niña con coletas pero ¡¡Con dos brazos!! Seguí mirando al interior pero el vagón ya estaba vacío y mis padres esperaban que me incorporase al grupo para saludar a la familia. Miré a mi madre con extrañeza y vi que en la mano tenía una foto, igual que la de la abuela, a la que no le faltaba ningún trozo…

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