sábado, 21 de diciembre de 2013

Vosotras parís, ellos deciden


Tras dos años de gestación, el Ministro de Injusticias, Alberto Ruin Gallardón, ha alumbrado un engendro retrógrado y frustrante que vuelve a estigmatizar a la mujer que se vea abocada a la dolorosa decisión de interrumpir su embarazo.  Asistido en el parto por los miembros del Gobierno, con el Dr. Rajoy Brey al frente, se mostraron satisfechos por el feliz acontecimiento y comunicaron que la criatura llevará por nombre Ley de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada.  Un nombre largo y rimbombante como corresponde a los miembros de la élite dirigente.

Recuperado rápidamente del esfuerzo del parto, el ministro hizo patente su cinismo señalando que esta ley nace fruto del amor (del Partido Popular y su base electoral más carca con la Conferencia Episcopal Española) y, como en estos casos, se apresuró a indicar que tiene patentes parecidos con su padre y con su madre, que le dan una pureza genética intachable.

Ya se sabe que siempre aparece algún pariente malintencionado que trata de enturbiar la felicidad de la familia y que, en este caso, dado que la ley de 2010 estaba recurrida al Tribunal Constitucional, basa sus críticas en algún rumor que indica que éste iba a dar luz verde a su constitucionalidad.  Intolerable a todas luces.

¿Era necesario cambiar una ley que no obligaba a nada ni a nadie?  ¿Son la mujer y sus libertades casus belli para esa mínima parte de la sociedad que, unilateralmente, adopta decisiones castrantes?  ¿A quién molesta y perturba que existan derechos y se ejerzan con las debidas garantías?  ¿Está el gen liberticida anclado en el ADN de su cacareada “Marca España”?  ¿Cuántas toneladas de hipocresía contiene la defensa a ultranza de los derechos del No Nacido y el abandono a su suerte una vez incorporado a un mundo inmisericorde con los débiles?

Nos causa una infinita tristeza que, en un país tan necesitado de medidas legislativas que palíen las penurias que sufre buena parte de su ciudadanía, se torpedeen los escasos derechos que quedan y se obligue, a quien coja el relevo en las tareas de gobierno, a emplear un tiempo precioso en deshacer todas las aberraciones legales que, una a una, va perpetrando el Partido Popular con el fin último de disponer de una masa inculta y aborregada que trabaje por un puñado de lentejas mientras, la mujer, queda supeditada a quedarse en casa a cuidar y educar una prole sin derechos una vez nacida.

Quien se ufana en hacer daño a los demás, de forma gratuita e injustificada, no me produce más que odio, asco e indignación a partes iguales.  Sé que no les importa pero, dicho queda.


3 comentarios:

Javier Marcos Angulo dijo...

Querido Fermín, hoy hemos concurrido en tratar el tema. Es verdaderamente un asco y la verdad, esta paranoica actuación de este Ejecutivo es impresentable.

Isaac Pradel Leal dijo...

La obligatoriedad de traer niños con minusvalías al mundo, es tan solo otro aberrante ejemplo del culto al sufrimiento (que no a la vida) de los teócratas integristas cristianos que nos gobiernan...

Isaac Pradel Leal dijo...

¿Es todo una maniobra para que hayan niños no deseados y la Sor María de turno y la mafia de las sotanas se lleven un pellizco €€? Como haciendo gala de su proverbial sensatez escribió El Perich en su día, la diferencia entre los que están a favor, y los que están en contra del aborto, es que los primeros no lo harían obligatorio...