Se encienden los focos, suena música de violines y metales
in crescendo que, después, va bajando su volumen gradualmente mientras Dolores
de Cospedal, de blanco inmaculado a juego con su sonrisa, se aproxima al atril
transparente solo decorado por una discreta gaviota que parece volar hacia el
cielo abierto…
La Audiencia Nacional pedirá 300 años de cárcel para
diferentes encausados por la trama Gürtel pero, ¡oh, milagro! no ha ninguna
acusación concreta para el Partido Popular. ¿Seguro que no la hay?
El auto constata, acusaciones personales al margen, que el
Partido Popular tejió una trama oculta para amasar, en la denominada “Caja B”,
una cantidad considerable de dinero negro procedente de “donaciones” efectuadas
por empresas que, casualmente, eran o serían adjudicatarias de concesiones o
contratos con distintas administraciones con un denominador común, todas
regidas por el Partido Popular.
Aparte de estas “donaciones”, la trama tenía ¿tiene? tentáculos que
alcanzan toda la geografía nacional y, dejando un lado Gürtel, se alimenta con
sustanciosas comisiones que alcanzan un jugoso porcentaje de cada obra,
servicio o suministro contratado con el voraz y cómplice empresario de turno.
Hay fundadas sospechas que determinan que TODOS los
tesoreros que ha tenido el Partido Popular, han participado activamente en este
trasvase de fondos públicos a sus arcas privadas y, los groseros patrimonios
que han ido reuniendo, responden a la percepción de unas comisiones sobre el
montante que reunían ilegalmente.
Así mismo, los altos dirigentes del partido y, en menor medida, el resto
del escalafón, percibieron sobresueldos ocultos a Hacienda, mediante sobres con
un dinero en efectivo tasado de antemano.
Ese dinero, extraído periódicamente de la bien nutrida “Caja B”,
procedía de esas comisiones o “donaciones”, luego se trataba de dinero público
trasvasado a manos privadas en un ejercicio de birli-birloque contable, luego
no sería descabellado acusar a los beneficiarios de estos sobresueldos de robar
al Estado.
Esa “Caja B” sin fin, fue la fuente que manaba chorros de
dinero para pagar sedes del partido, obras de remodelación, regalos, caprichos,
viajes de lujo y, sobre todo, actos y campañas electorales a todo trapo que, en
buena lógica, deberían ser constitutivos de delito electoral, dado que el
Partido Popular acudió “dopado” y, esos recursos inagotables, le permitieron
llegar a más ciudadanos que el resto, comprar voluntades y, a veces es
sinónimo, disfrutar de una bonanza mediática sin parangón en periódicos, radios
y televisiones de ámbito local, regional y nacional.
Pero, salvo la fruslería de la “Caja B”, el Partido Popular
no está acusado de nada.
… Dolores de Cospedal apoyó sus manos en los laterales del
atril, con un gesto instintivo, colocó ambos micrófonos a la altura adecuada,
cogió aire y con la primera sílaba de su discurso brotó una carcajada
estentórea e incontenible que vació sus pulmones de aire y llenó sus ojos de
lágrimas.
Así se escribe la Historia.
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