domingo, 31 de enero de 2016

Las cuidadoras de jarrones nunca duermen


Los números verdes del reloj de la mesilla lucían un 4:26 cuando sonó el teléfono por cuarta vez.

-Mmmm, digamé
-¿Pedro Sánchez?
-Amigos de Jazztel, si las tres veces anteriores que habéis llamado esta noche, después de escucharos atentamente, os he dicho que no me interesa la oferta ¿qué os hace pensar que la voy a aceptar ahora?
-¡Despierta, empanao! Que soy Susana.
-¡Joder, Susana! ¿Sabes qué hora es?

Una voz surgió de la maraña rubia que, junto a él, descansaba sobre la almohada:
-Mándala a la mierda, que estas no son horas de molestar…
-Calla, Bego, que a lo mejor se ha dado cuenta y llama para decírmelo.
Le respondió Pedro tapando discretamente el auricular con la palma de la mano.

-¿Sigues ahí, Pedro?
-Sí, Susana, ¿qué quieres?
-Recordarte que si te arrimas al de la coleta te corto los huevos
-Mira, como me los vais a cortar igual, a lo mejor me arrimo.
-Tú estás tonto.  Lo primero es que los naranjitos me quitan su apoyo y me quedo con el culo al aire.
-¡Coño! Y qué más te da, negociamos que te apoye Teresa y mantienes la presidencia.
-Definitivamente has perdido la cabeza.  ¿Tú qué quieres, que los tenga todo el día aquí metidos levantando alfombras? Nos hunden.  Además, me ha dicho Felipe y los demás abuelos que, si trago con eso, me cosen el coño con una grapadora.
-Mira que eres ordinaria…
-Tú sabrás lo que haces.  De momento, el lío que te voy a montar en le Ejecutiva va a ser de esconderte debajo de la mesa hasta que termine la tormenta.
-¿Ah, sí?  Como si me importara ¿Has visto la encuesta del apoyo de la militancia a un gobierno de izquierda? Consulto a los militantes y sanseacabó.  A ver cómo los amenazas a ellos…
-¿Encuesta? ¿Tú sabes quién ha pagado esa encuesta, iluso, que te lo crees todo?  El aparato.
-Yo no he dado orden de pagar nada.
-Como si tus órdenes valieran para algo…
-A ver si me acuerdo, cuando baje a Sevilla, de echarme un puñado de piedras en la mochila. No voy a dejar entero ni un puto jarrón chino, que te tienen la cabeza como un balón de Nivea y luego nos vuelves locos a todos. Empezando por el Felipe de mis cojones, ¿no puede poner el cazo y estarse calladito como hacen los demás?
-Mira que tenéis nostalgia los profesores de universidad que, al primer contratiempo, os volvéis a dar clase. Primero el Tomás, luego el Carmona y, pasado mañana, tú…
-Por lo menos no me iría al paro como una indocumentada que conozco… ¿Sabes lo que te digo? Que no son horas, que me voy a dormir. ¡Adiós!

Colgó el teléfono y lo dejó en la mesilla con parsimonia.  Apoyó la cabeza en la almohada y se quedó dormido colocando a sus peones de confianza el los puestos claves del gabinete…

Los números verdes del reloj de la mesilla lucían un 5:08 cuando sonó el teléfono por quinta vez…


1 comentario:

Anónimo dijo...

¡DONDE ESTABAS tu debajo de la cama? o es que le has colocado un micro.