Malditos
Malditos sean los que consideran la vida humana como una
moneda para comprar sus caprichos, locuras o intereses.
Malditos sean los que desprecian las sonrisas, los logros,
la felicidad o el calor que residían en el futuro de sus víctimas.
Malditos sean los que se rasgan las vestiduras, lloran
lágrimas de diseño y muestran su rostro más adusto mientras las balas engordan
su cuenta de resultados.
Malditos sean los iluminados de cualquier creencia que
anteponen su alucinación divina al dolor terrenal.
Malditos sean los que ven en el caos, la oscuridad y la
muerte una oportunidad para acaparar más poder.
Malditos sean los que odian, porque alimentan al monstruo
que nos devorará a todos.
Malditos sean los que consienten, porque su pasividad cómplice
es el elemento que necesita el mal para triunfar.
Malditos sean los que aprovechan el primer grito desgarrado
para intoxicar la salud de la convivencia.
Malditos sean los que ven los grilletes como única solución.
Malditos sean los que, de tanto ojo por ojo, causan dolor
ciego, indiscriminado y estéril.
Malditos sean todos, que nunca encuentren descanso, que el
frío de la muerte les hiele los huesos y jamás encuentren un gramo de calor en
su eterno deambular por esa ciénaga húmeda y putrefacta en que quieren convertir
el mundo, que nadie les sonría ni pagando, que se les sequen los ojos de buscar
amor inútilmente. Que les consuma
un dolor sordo, íntimo y culpable.
Malditos.
3 comentarios:
Genial Emocionante Mucho talento en explicar lo que sentimos Malditos dean
Me uno a tus letras. Malditos sean, Fermín.
¡ Malditos sean !
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