lunes, 8 de octubre de 2018

A mí también me cabrearon, pero…



Hoy lunes no se habla de otra cosa, será porque es lunes y los lunes vienen acompañados de mal rollo o será porque la noticia, en sí misma, es un pozo inagotable de tufo vomitivo pero es solo eso: algo de lo que hablar un lunes o un tufo desagradable que se disipará en el aire.

Porque la escenificación de VOX ayer en el Palacio de Vista Alegre fue una cuidada puesta en escena en un recinto muy agradecido, con figurantes voluntariosos y de pago llegados en autobuses ad hoc, como el de la imagen, de todos los rincones de su ¡¡España!! y donde se invirtió dinero, mucho dinero para transporte, comida, una bandera de tamaño generoso por asiento y un soporte tecnológico importante; pero detrás de ese teatro no hay nada, nada más que un espacio vacío poblado de ratas hambrientas con olor a naftalina. Lograron, eso sí, lo que buscaban, un tiempo impagable en los informativos de ayer y un espacio generoso en las portadas de hoy; ni comprando espacios publicitarios en prime time por el doble de dinero, habrían logrado la penetración mediática del acto de ayer. Pero esto no lo inventaron ellos, ya lo hizo antes el Frente Nacional.

Es evidente que la muchachada de Abascal, que reúne lo mejor de cada casa y de cada caso, bebe incesantemente de las tácticas y estrategias de la formación ultraderechista francesa, sus procesos, sus mensajes, sus tics y su odio universal pero ¿y los demás?

Hace no mucho tiempo, los medios franceses entonaron un sentido mea culpa porque se dieron cuenta de que habían calculado mal la estrategia del tratamiento que debían dar a Le Pen y su partido y, así, fueron aplicando en cada momento la peor de las respuestas posibles: Primero se alarmaron a cinco columnas, con lo que pusieron el foco de atención sobre ellos; luego, para corregirlo, desmenuzaron sus mensajes e intentaron rebatirlos desde la óptica racional, con lo que les hicieron de altavoz; después se rieron de ellos, con lo que cabrearon a los que habían comprado sus propuestas y que reaccionaron difundiéndolas con pasión y, por último y demasiado tarde, trataron de ignorarles pero el daño ya estaba hecho.

Porque las imágenes, no hay duda, son espectaculares, un muy calculado tiro de cámara daba un plano plagado de gente que ondea banderas. Me gustaría ver alguna con el plano más abierto porque sospecho que descubriríamos el vacío y porque, casualmente, en el llamamiento que hicieron para toda España, hablaban de llenar Vista Alegre con 10.000 banderas (que estaban ya desde por la mañana) y ese fue exactamente el número de asistentes ¿capacidad adivinatoria o lleno artificial? De hecho, he visto asambleas de Testigos de Jehová con más asistentes y no han abierto telediarios ni copado las portadas.

Lo que debería preocuparnos, sin embargo, es el previsible giro a la derecha (más aún) de un PP y Ciudadanos que pugnan por el mismo perfil de votante y, al paso que van, dejarán a VOX como un partido de centro moderado. Por tanto, no les quitemos el ojo pero no les demos la satisfacción de amplificarles. Aprendamos, por una vez, de lo que han hecho fuera y no cometamos sus mismos errores; nosotros sí estamos a tiempo (y, sí, a mí también me cabrearon, pero…).

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