Cuentan por ahí que, con la llegada de los Carnavales, se ha
puesto en marcha la B.R.E. (Brigada de Represión Extrema) con el objetivo de
escudriñar minuciosamente cada disfraz, copla o chirigota en busca de ataques
contra el Bobierno y demás instituciones del Estado y adoptar las medidas
punitivas que convengan a cada caso.
Independientemente de su palmaria ignorancia histórica, se
basan en la máxima de que un político es capaz de recuperarse de todo menos del
ridículo y, hemos de reconocer, día tras día nos dan materia prima para
celebrar un carnaval al mes.
Como todos somos humanos (al menos en apariencia) y nuestros
próceres andan muy ocupados en sus múltiples tareas, me tomo la libertad de
sugerirles unos sencillos disfraces que harán la delicia de grandes y pequeños.
Mariano Rajoy: Algún avezado empresario se está haciendo de oro con el disfraz más exitoso, el “Plasmariano”: Consta de un atril que se asemeja al oficial y,
sobre él, una pantalla de televisión donde, en bucle, la efigie del presidente
va repitiendo el mantra “Todo es absolutamente falso, menos lo que no lo es.
Nuestras cuentas están claras y el chocolate espeso”.
Crstóbal Montoro:
En los ambientes “Góticos” hace furor el la caracterización del ministro
como un “Nosferatu” que se alimenta de la sangre del pueblo y que amnistía
generosamente a su camarilla de “No Muertos, No Honrados”.
Soraya Sáenz de Santamaría: Ha abandonado por unos días la costumbre de peinarse con
petardos y, provista de una peluca rubia y vestidito al uso, se mueve a ambos
lados del Espejo de Alicia para decirnos en nuestro mundo lo bien que lo hacen
y, en el mundo imaginario donde habita el Bobierno, tratar inútilmente de poner
orden en el Sindios en que se ha convertido el Consejo de Ministros.
Ana Mato:
Estrepitoso fracaso el suyo al tratar de adoptar la vestimenta de la
Mujer Invisible. Se ve desde lejos
de dónde viene, a dónde va y todos los movimientos que realiza. Con lo maja que habría quedado
caracterizada como una tarta de cumpleaños rodeada por nubes de confeti.
José Ignacio Wert:
Una solución sencilla pero eficaz como pocas; con un frondoso bigote
oscuro y una sotana preconciliar, desempeña a la perfección el papel de
cura/maestro de “El Milagro de P. Tinto”, lanzando incansable su borrador de
pizarra, impregnado de tiza, a la cabeza de los inocentes estudiantes.
Luis Bárcenas:
Dado que su apariencia habitual es la de un personaje de los Soprano, ha
optado por la imagen clásica del contable de los tebeos: Visera oscura, gafas
de alambre, manguitos que cubren las mangas de una camisa raída, libros de
cuentas, plumín, tintero y secante.
Iñaqui Urdangarín, Diego Torres, Rafael Correa y Álvaro
Pérez “El Bigotes”: Han optado por
una cuidada recreación de los “Hermanos Dalton”: Ordenados por estatura, con
sus clásicos trajes de rayas horizontales y unidos entre sí por grilletes que
les dan un caminar pintoresco perfectamente coreografiado.
Fátima Báñez:
Con enorme disgusto, aparece caracterizada como un bote de Titanlux
color Primavera. Se dice que va
mascullando “Les encargué un disfraz de Brote Verde y me traen uno de Bote
Verde, les voy a hacer un ERE que se van a cagar…”
Alfredo P. Rubalcaba:
Partiendo de su formación como químico, continúa con su epatante imagen
del Profesor Bacterio en busca de la fórmula que le permita cohesionar y
relanzar su partido a la vez que desgastar al Bobierno sin recibir un ¡Zas, en
toda la boca! cada vez que pronuncia una palabra.
¡A disfrutar! ¡Viva Don Carnal!
3 comentarios:
Viva don carnal!!!! Yo voy a ir de bote de titanlux!!!!! Un abrazo,,, Jacin
Me hubiera gustado conocer el difraz de Marycospe...
Un fuerte abrazo.
Pepe Gonce
No se hable más, Maricospe está encantada con su traje de Morticia Adams con mantilla, retozando en el lodo de su miseria
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