Distraídos, como estamos, con los diferentes casos de
corrupción que emponzoñan nuestro día a día, con el Caso Bárcenas/PP liderando
la clasificación con una considerable ventaja sobre los demás, no reparamos en la
increíble deriva involutiva que, con la manida excusa de la crisis, está
adoptando el Gobierno de nuestras entretelas.
Así, con más o menos ruido, topamos con una, mal llamada,
ley educativa que persigue consolidar el colapso, desguace y posterior venta al
mejor postor de la potente estructura de Educación Pública, en beneficio de
unos centros privados/concertados impregnados de un nacional-catolicismo que
apesta a rancio. Las distintas
artimañas en forma de becas restringidas y tasas universitarias claramente
elitistas, sólo son la punta de lanza de la estrategia muñida por la
Conferencia Episcopal y los grupos ultra católicos para conseguir unas
generaciones poco preparadas y carentes de espíritu crítico, que conformen una
fuerza de trabajo borreguil y adocenada que acepte sin rechistar las penosas
condiciones laborales que se adivinan en el horizonte. Dudo que lo consigan.
El zarandeado pelele que preside el Consejo de Ministros, no
para de sacar pecho cada vez que una gran empresa decide fabricar un producto
en España, en base a un dudoso concepto de competitividad que nos acerca
peligrosamente a países del tercer mundo.
Nadie, al parecer, se da cuenta de que, para tener un buen producto que
la gente consuma, previamente ha habido un esfuerzo en Investigación,
Desarrollo e innovación (I+D+i) que aquí se hurta a nuestros jóvenes y
preparados científicos y que se rifan con alborozo en los países de nuestro
entorno a los que se ven obligados a emigrar.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas se
encuentra en una situación crítica ante la falta de financiación pública y ya se
han encendido todas las alarmas que alertan de un inmediato cese de su
actividad si no recibe dinero para poder trabajar. Desde Moncloa responden que son habas contadas y, si no pueden
trabajar, se cierra y tan contentos.
¡Qué monumental error!
Carezco de datos para poder calcular la cifra de becas que
se podrían conceder, el porcentaje que descenderían las tasas universitarias y
que proyectos de investigación se acometerían con éxito si los más de 15.000
millones de euros que, por unos y otros conceptos, se embolsa la Iglesia
Católica se destinaran a esos fines.
Al paso que vamos, dentro de no muchos años, España no será
más que el vivero de semi esclavos productivos para las grandes multinacionales
(la maldita Reforma Laboral tiene, entre otros, ese objetivo) y el país que se
alimente del turismo y los servicios, para solaz de los países ricos de nuestro
entorno, mediante un ejército de camareros que se dedique a servir los
caprichos de los que, verdaderamente, han apostado por investigar, desarrollar
e innovar.
Entre tantos e inequívocos signos de vuelta a los años más
oscuros del siglo pasado, no podía faltar la consigna del “que inventen ellos”
por la que aún estamos penando.
En absoluto me olvido de los más de seis millones de
personas sin empleo que lo están pasando mal, muy mal; sin embargo, estoy
convencido de que, si lleváramos una larga trayectoria de investigación a
nuestras espaldas, la situación actual sería radicalmente distinta de lo que es.
4 comentarios:
Efectivamente Fermín, que inventen ellos y así seguiremos con 100 años de retraso, por culpa de esta gentuza, que no sabe ver más de su cohe oficial y prebendas afanadas con descaro. Si un país no es puntero en la Educación Pública Universal, no será nada nunca, solo la mano de obra barata y servil para el rico 'chorizo'
Dinero si hay como dices para fútbol, la adormidera nacional de conciencias.
Todos tranquilos!, dentro de unos años nadie querrá contratar a nuestros "ingenieros de pago", y se quedarán en España inventando rosarios automaticos...
Querido escribiente, cuando éste País fue algo?
La Iglesia se embolsó 'sólo' 10000 millones de Euros, otra cosa es cuanto lleva embolsado en 'democracia'.
Lo que está claro es que la gente no trabaja gratis, y menos trabaja por hacerle el trabajo a un profesor inepto, y menos aún por no tener un futuro puesto: la ciencia en España no es de calidad, por eso ya se iban los mejores antes de la crisis, ahora simplemente se van TODOS (no todos buenos).
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