Madrugar: Tras
la ley del mínimo esfuerzo, la cama es el segundo mejor invento de la humanidad
a lo largo de su historia y, estar cómodamente instalado en su interior, es lo
más parecido que conocemos al seno materno. Es el lugar donde se sueña y
podemos ser dioses, monstruos o disfrutar de los placeres de la carne. ¿Por qué abandonar ese refugio tan
agradecido a la hora en la en que mejor se está? Está demostrado que hay personas que se levantan pronto para
disponer de más tiempo para hacer el hijo puta y, esa misma gente, es la que
obliga a los demás a madrugar para acudir a un trabajo que muy bien se podría
realizar más tarde. Es un esfuerzo
baldío.
Trabajar: El
ser humano, como ser vivo que es, tiene inscrito en su código genético las
tareas de Nacer, Crecer y Reproducirse.
Ya está, no hay más. Lo de
buscarse un trabajo, comprarse un piso, un coche, una tele, … no es más que una
manera estúpida de complicarse la vida y, en lo que todos los genetistas del
mundo, están de acuerdo es en la nula huella genética que el trabajo y sus
derivados (medrar, cabrearse, etc) deja en nuestra herencia biológica. Lo de nacer es consecuencia del hecho
reproductivo de la generación anterior, lo de crecer es consecuencia de haber
nacido y, a partir de ahí, a reproducirte como buenamente puedas hasta el fin
de tus días. Con lo fácil que
sería.
Internet: La
Red por antonomasia y su extenso abanico de aplicaciones y derivados son la
causa de una preocupante regresión de la humanidad, auspiciada, sin duda por la
clase dirigente. La calle se ha
convertido en un territorio de paso, imprescindible para desplazarse de un
lugar a otro pero ya no es ese espacio socializador de cuando éramos niños y salíamos
a jugar con nuestros amigos (he visto algún parque con el deprimente letrero de
Prohibido Jugar). La calle era, a
la vez, el ágora moderna y el campo de batalla; el sitio donde las personas se
juntaban para discutir o estar de acuerdo, dirimir sus diferencias o protestar
contra el poderoso. Se tomaba la
calle. Internet se ha convertido
en un catalizador donde se produce la voladura controlada de la indignación
ciudadana y los que mandan piensan que, si no existieran Internet y las redes
sociales, habría que inventarlas.
Cantantes Melódicos:
Cuando una garganta expide gorgoritos más o menos afortunados al son de
una melodía pastelosa y meliflua, se dice que fulanito o menganita, canta como
los pájaros. Vale, pues que haga
como ellos y vuele en cuanto se les acerque un ser humano. Estos seres han sido lo suficientemente
ladinos y taimados como para vendernos como virtud envidiable lo que es un
defecto de la naturaleza que, Darwin no me dejará mentir, jamás consentiría la
pervivencia de ejemplares tan dañinos para sus congéneres. Sin esta lacra para la sociedad
viviríamos tranquilos sin sufrir, periódicamente, un cruel asalto a nuestro
sentidos como, por ejemplo, el infame anuncio de la Lotería de este año. ¿Dónde está el TPI cuando se le necesita?
2 comentarios:
¡Qué grande eres Fermín! Pensamos tan parecido que a veces asusta, jajaja. Esas mismas reflexiones las hacía yo el viernes en el lecho conyugal. Yo llegaba más lejos incluso. Ya no lo veré, pero adivino un futuro aún más autista que el que tú pintas, amigo. Un futuro donde la gente no saldrá a la calle para nada. Incluso lo puse en varios tuits. Es agradable coincidir en tus análisis...pero muy triste que se puedan hacer realidad. Y no tengo ninguna duda de que así ocurrirá. Gracias, Fermín por tus siempre acertadísimos aportes.
¿Y para qué querremos calle? si en un par degeneraciones, de seguir así, seremos un pulgar y un cerebro metidos en un tarro de cristal. Bueno, algunos solamente un pulgar.
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