El debate, en el Consejo de Ministros, era todo lo
apasionado que puede ser cuando hay varias posturas enfrentadas: una parte
defendía el elegante porte que luce Elsa Pataky en los embarazos, otra apostaba
por la serenidad de Sara Carbonero y, una tercera, se posicionaba en la
arrebatadora belleza de Pilar Rubio.
Todo eran argumentos a favor y en contra cuando sucedió.
La plata, imitando primorosamente unas ramas de bambú, con
la que están forradas las cajas de tabaco y los botes para bolígrafos
ennegreció de golpe. El hedor
nauseabundo, espeso y ponzoñoso, debía llevar ya un rato reptando sobre la
tupida alfombra hasta que un movimiento de piernas creó un remolino y lo hizo
emerger. La reacción, en estos
casos, olvida etiquetas y protocolos y se muestra con toda franqueza:
-¡Joder! ¿Quién se ha cagado?.- Gritó de Guindos mientras se abanicaba con unos papeles.
-Habrá sido Fétida, con ese culo que parece una plaza de
toros…- Acusaba Wert señalando con
el dedo a Fátima Báñez.
-Tú si que ereh apestoso, que tenemo que taparno la nariz
para votar tu mierda de ley.-
Replicó Bañez acompañando las palabras con sus gestos.
El efecto en el Gobierno había sido demoledor; Soraya, Mato
y Ana Pastor, ojos enrojecidos y llorosos se pasaban entre sí clínex empapados
en Colonia Nenuco; Soria pedía a
gritos que nadie fumara, que ese gas era metano puro; Morenés, visiblemente
trastornado, se había levantado y entonaba la primera estrofa de “La Muerte no
es el Final” y Jorge Fernández Díaz se lamentaba por cuánto estaban ofendiendo a
España.
Gallardón daba una imagen patética, las pegatinas que
llevaba sobre los ojos, sustituyendo a sus cejas naturales, podadas con saña,
se habían desprendido y enrollado sobre sí mismas aparentando una cara entre
dos signos de admiración.
Engolando la voz dijo: -Como Notario Mayor del Reino puedo dar fe que,
este pedo, es casi peor que el que se tiró Esperanza en la reunión de la
Dirección.-
-Si pero te recuerdo que Esperanza se puso en pie y dijo “He
sido yo; ya que me tengo que comer vuestra mierda, por lo menos oled la
mía”. Lo de hoy ha sido a traición
y amparado en el vil anonimato.-
Apostilló Rajoy, colorado como un carabinero a la plancha, sin moverse
de su sillón.
El efecto tóxico del gas hizo estragos en Montoro
disolviendo la gomina que sujetaba sus guedejas que, inmediatamente, se rizaron
alrededor de su calva dando la risible imagen de un payaso con gafas. Cañete, medio trastornado por el
pestuzo, medio trastornado por la imagen, rompió a reír y llorar
simultáneamente.
Todos sufrían, nadie confesaba.
Transcurridos diez minutos, con las partículas más
contumaces aún “persistiendo en boca”, Rajoy se atrevió a poner paz: -Como veo
que el culpable no ha tenido arrestos para confesar su infamia, atribuiremos la
autoría a la herencia recibida del Sr. Zapatero en un último servicio a la
patria.- Todos asintieron en
silencio.
Así se escribe la Historia.
2 comentarios:
Berlanga se ha reencarnado en ti.
Feliz y aromático fin de semana
Supremo.
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