Todos los días, los medios de comunicación que aún quedan
con un mínimo de conciencia, nos informan de nuevos casos de violencia ejercida
contra mujeres. Esta violencia reúne
todas las características para ser considerada Terrorismo ya que su principal
objetivo es mantener aterrorizadas a sus víctimas, anular su voluntad mediante
el miedo, obtener una sumisión absoluta a los mandatos, caprichos o normas
absurdas dictadas por el terrorista de turno en un ambiente de humillación
constante y, si ella se rebela o no satisface plenamente las enfermizas órdenes
recibidas, someterla a agresiones de todo tipo que, con repugnante frecuencia,
terminan con la mujer en el hospital o el depósito de cadáveres.
En los últimos meses, estamos siendo testigos de un doloroso
repunte en las cifras de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, según
nos cuentan los informativos.
¿Repunte? ¿Estamos
hablando de cotizaciones bursátiles o de vidas humanas? El empleo de este término nos remite
inevitablemente a las estadísticas pero éstas solo son números y todas y cada
una de las mujeres asesinadas o agredidas tienen nombres y apellidos con una
trayectoria vital insustituible, tienen hijos que sufren y que quedan marcados
de por vida, tienen familia y amigos que las quieren y tienen derecho a que la
Administración ponga en marcha su poderosa maquinaria para proteger sus vidas.
Cuando me refiero a los asesinos machistas como Terroristas,
lo hago con todas las consecuencias. El
Estado tiene unos mecanismos, procedimientos y legislación específica
destinados a perseguir, detener, juzgar y encarcelar a cualquiera que perpetre
actos de índole terrorista y unos juzgados especiales para ese fin. ¿Qué sucedería si se utilizara ese modelo
contra el Terrorismo Machista, si las fuerzas de seguridad persiguieran
implacablemente a sus autores, si se les juzgara con el mismo rigor, si se les
condenara a duras penas que cumplirían el cárceles alejadas de su domicilio,
...?
Pudiera parecer que, este planteamiento, es desmesurado
¿Estamos seguros? Solo en los últimos
diez años se han cometido más asesinatos machistas que los perpetrados por ETA
en toda su historia; es vergonzosa y sonrojante la cantidad de mujeres que ha
debido abandonar su casa, su vecindario o su ciudad por haberse atrevido a
denunciar a su maltratador y, buena parte de ellas, vive con miedo a ser
encontrada, mira a todas partes al salir de su casa por si detecta una sombra
acechante o se refugia en lugares donde la acogen y protegen. Aún así, en ocasiones, su potencial asesino
las encuentra y entonces... Hay que aplicarles la legislación antiterrorista desde el principio.
La prevención es fundamental y solo se consigue a través de
unas pautas educativas intensas e igualitarias desde las primeras etapas. Dejemos de un lado los modelos reaccionarios
impregnados de rancio incienso y pongámonos a la tarea de educar en la igualdad
absoluta entre personas sin atender a estúpidas discriminaciones
fisiológicas. El futuro nos la
agradecerá.
Cualquier otra alternativa, siempre diluida en dudosas
creencias e intereses bastardos, es sencillamente intolerable.
2 comentarios:
Sobre los casos de violencia, sean del tipo que sean no se puede luchar no se puede hacer nada,, solo si se le atrapa le pueden imponer su castigo. Es muy facil matar, para aquel o aquella que quiere hacerlo,, solo ha de esperar el momento apropiado,, y eso nadie lo puede prever, por tanto cualquier sistema que se quiera poner,, de nada servira, es como vigilar al ladrón que no conoce. El ladron, es quien vigila que no lo vean,, aunque no siempre, le pueda salir bien. Mi preocupación es, que no vamos a parar eso de ninguna manera posible antes al contrario van a ver mas casos de malos tratos y de muertes de genero, ya que estamos inmersos en una situación mas bien cahotica,,y afecta mas a la sociedad menos favorecida.
Es que ningún género ha cometido nunca ningún acto de violencia... Igual son las cosas que alejan de la solución...
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