Es difícil de comprender pero es cierto: Una serie de subhumanos, ávidos de
vísceras ajenas, se reúnen para agredir con saña a otros. No se conocen ni falta que hace y, si
se conocieran de algo, daría lo mismo; desde que toman la decisión de acudir a
este ritual sanguinario, han perdido su condición de seres humanos y ningún
animal admitiría la comparación, porque esta salvajada se perpetra sin otro
objetivo que el de hacer daño, el máximo daño posible. No persiguen alimentarse o salvaguardar
la especie, solo infligir dolor.
No son animales son subhumanos.
Hace años se desató con especial virulencia la moda de odiar
otros colores distintos a los propios:
Personas normales, con sus vidas, sus familias, sus alegrías y sus tristezas
ven comprometida su existencia por el simple hecho de cruzarse en el errático
camino de una manada de estos especímenes. Su único destino posible es la sección de animales
peligrosos del Zoo o la cárcel si han ejercido sus instintos primarios contra
alguien.
Hoy es incomprensible que una estructura moderna,
organizada, que presume de valores y conductas ejemplarizantes, como un club de
fútbol profesional; albergue, ría las “gracias”, financie y promocione a estos
delincuentes por el único mérito de gritar, insultar, ofender y humillar a los
rivales más que nadie.
En la mayoría de los casos se trata de grupos de ideología
fascista o nacional-socialista que presume de sus símbolos malditos y los
restriegan a los aficionados a sus propios colores. Son escoria despreciable y, además, mienten en su desmedido
amor a su equipo: Está constatado
que los llamados “ultras” de dos equipos rivales de la misma ciudad, fuera de
los estadios son amigos, “camaradas” y compañeros de correrías delictivas,
borracheras, consumo de drogas y agresiones a colectivos diferentes o
vulnerables. El fútbol es una
excusa que les permite reunirse, planificar estrategias y perpetrarlas bajo el
paraguas protector de su Club.
Se ha dicho muchas veces pero, sinceramente, esperamos que
esta sea la última víctima de este espiral de violencia irracional, por lo
tanto:
Conminamos a TODOS los clubes deportivos a disolver todos
los colectivos de carácter “ultra” que existen en sus gradas; no fomentar,
permitir, tolerar, albergar, financiar ni ofrecer espacio a ningún grupo
violento de cualquier color. Es
más, exigimos la expulsión inmediata de su masa social a la más mínima
expresión de violencia por parte de uno o varios individuos que utilicen el
deporte como pretexto para sus salvajadas.
Las Autoridades deportivas castigarán con dureza, dentro de
su ámbito de responsabilidad, a las entidades que no cumplan estos compromisos
y, en materia social y económica del Estado, se anularán todas las vías de
ayudas públicas, disfrute de instalaciones públicas y otras ventajas de cualquier tipo a estas entidades
por el potencial daño a la sana convivencia de las personas.
1 comentario:
No te pareceria interesante comparar los indices de pobreza y de violencia en eventos deportivos en varios paises?
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