La naturaleza nos da a diario muestras inequívocas de que,
para lograr unas relaciones sexuales plenas, es necesario que se cumplan
algunas premisas.
No basta con ser un tipo joven, alto, simpático, bien
parecido y con decenas de pretendientes de todo sexo y condición para poder
culminar un acto que satisfaga a todas las partes, sobre todo, si la respuesta
fisiológica necesaria está comprometida por factores internos o externos que
dificultan su erección completa y, por tanto, una penetración en condiciones
adecuadas. Como en tantas
ocasiones, “natura non facit scientiam providere” y existen en el mercado
ofertas de aporte químico para suplir esas carencias. Las más conocidas son dos:
Una es de color azul (la más famosa) y forma de rombo, cuyo
nombre comercial se omite para no hacer publicidad gratuita. Tomada con la debida antelación, su
efecto es fulgurante y garantiza la funcionalidad de la erección durante un
periodo de unas horas, tiempo suficiente para satisfacer a ambas partes. En la parte negativa encontramos su
elevado precio que lo aleja de las clases más desfavorecidas, unos efectos
secundarios que podrían perjudicar organismos con una salud delicada, que su
efecto finaliza una vez terminado el acto o, en el mejor de los casos, tres o
cuatro horas después de su ingesta y, se han dado casos, una visión “azulada”
de las cosas durante un tiempo.
La segunda opción, que va ganando adeptos a gran velocidad,
cuyo nombre también será omitido, es de un tono amarillo cadmio (mezcla sin
duda de varios colores) y forma de pequeña almendra, lo que dificulta su fraccionamiento proporcional.
Necesita menos tiempo para hacer efecto y, a su vez, éste se mantiene
durante alrededor de 36 horas tras su toma. Su precio objetivo también es elevado pero, al ser mas largo
su efecto, es proporcionalmente menor.
Los efectos secundarios son similares al de la pastillita azul (sus
principios activos tienen similitudes químicas) aunque, al parecer, sus
usuarios están más contentos y no tiene el desagradable efecto en la visión de
sus competidoras.
En ambos casos, es preceptiva su prescripción por un médico
que, antes de extender su receta, tendrá en cuenta la historia clínica del
paciente, sus condicionantes fisiológicos, la mayor o menor tolerancia a los
efectos secundarios (en ambos casos también dolor de cabeza y rubor) y la
necesidad real de uso que pueda requerir, no es lo mismo un hombre de 90 años,
por muchas pretensiones que confiese, que otro de 45 aunque no confiese
ninguna. En la mayoría de las
ocasiones, antes de decidirse por uno u otro compuesto, se tiende a probar
ambos. Se da la curiosa coincidencia que, quien prueba la pastillita azul
primero, prueba ambas y suele decidirse por la amarilla y, quien prueba ésta
primero, ya no prueba otra.
Versión para seres limitaditos que están poniendo cara rara:
Estamos hablando de pactos de investidura y/o de gobierno.
Paciente: Pedro Sánchez/PSOE
Disfunción: Escaños insuficientes
Pastillita azul: Pacto con Ciudadanos que requiere la abstención
del PP (y pagar el precio que pida)
Pastillita amarilla: Pacto con Podemos, Compromís, IU y
otros (también habría un precio que pagar, más asumible para la ciudadanía y
menos para los “mercados”)
Médico: Votantes en general y simpatizantes del PSOE en
particular.
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