viernes, 28 de julio de 2017

No aguanta más...


Ministerio de Asuntos del más Allá 
Secretaría General de Seres Benignos
Sr. Jefe de Negociado de Hadas Madrinas

Muy estimado jefe:


El motivo de esta carta no es otro que el de comunicarle mi intención irrevocable de dimitir de absolutamente todos los cargos que ostento y renunciar a los bienes que, en usufructo, me fueron confiados en función de mi rango para un mejor desempeño de mis tareas.  Esta renuncia está motivada por las causas que a continuación enumero:


1.- Constante disminución de mi actividad debida a las, prácticamente ninguna, solicitudes de mis servicios por parte de los niños y niñas de todo el mundo.  Tengo la terrible impresión de que mi papel ha sido usurpado por un invento malévolo digno de una mente perversa que ellos llaman televisión y mis dudas casi desaparecieron cuando vi a una hermosa niñita que lloraba en un parque, me acerqué a consolarla y, como manda el reglamento, le ofrecí tres deseos, ella abrió mucho sus ojos y dijo: -Ya lo sé, un huevo Kinder-  Y ella tuvo que consolarme a mi.

2.- Una increíble merma, para mi gusto, en la calidad de las peticiones:  Ese espíritu romántico que presidía cada demanda de mi ayuda se ha convertido en un canto al pragmatismo más ortodoxo.   Ej.:  Después de varios siglos consiguiendo con éxito la asistencia al baile de adolescentes pobres con madrastra odiosa, ahora me piden una camiseta firmada por el cantante de moda, que suele ser un melenas malencarado, sin ninguna educación y rodeado de matones.

3.- Unos medios obsoletos para la práctica de mis funciones;  Sus cualidades estéticas no han dejado de ser espléndidas, distinguidas y hasta espectaculares pero me han causado más problemas de los que han resuelto, para las llamadas desde el campo ha resultado atractivo acudir con mi atuendo tradicional (salvo aquel desagradable incidente de "El Escorial" donde me confundieron con la Virgen), pero ya me gustaría a mi ver a la diseñadora de vestuario desenvolverse a las ocho de la mañana, en un vagón de metro abarrotado ataviada con el vestido blanco de gasa, el tocado de trenzas en espiral lleno de perlas, el gorro de cucurucho y pañuelo largo en la punta además de la célebre varita mágica brillante con el final en forma de estrella.  El lío de la cola del vestido en los tornos de la entrada no tendría importancia si, después, consiguiera resultar creíble pero es que ya me he tenido que esfumar dos veces de los guardias de seguridad.

4.- Los vertiginosos cambios políticos que se están produciendo en el mundo están terminando rápidamente con el, otrora, cuantioso número de Príncipes Azules.  La proliferación de repúblicas de nuevo cuño me obliga a tener que buscar mis candidatos en lugares ignotos del planeta con el riesgo de no dar siempre con el hombre ideal.  Famoso fue el caso de una campesina que mordió una manzana procedente de los restos de serie de la Bruja Mala y quedó profundamente dormida durante cincuenta días y cincuenta noches, los padres, gente sagaz, sospecharon algo extraño y me pusieron a trabajar.  Busqué infructuosamente por todas partes y al fin encontré un viejo príncipe pigmeo, ya desdentado y calvo;  Cual no sería la impresión de la muchacha al despertar tras el beso reglamentario que corrió a comerse el resto de manzanas.

5.- Ausencia de la más elemental cobertura legal, lo que crea problemas de indefensión ante denuncias, demandas, querellas o cualquier otra causa que pueda instruirse judicialmente contra mí. Recuerde los altercados con Greenpeace o las denuncias del SEPRONA a causa de la conversión de ranas verdes en príncipes encantados.  La indemnización al Lobo de Caperucita tuvo que salir de mi bolsillo, la agresión de la madrastra de Cenicienta quedó impune y para qué hablar de la demanda por plagio de la fábrica de muñecas Famosa con su Nanci Hada;  Siempre estoy sola ante el peligro.

Por las razones reseñadas y alguna otra de índole personal como pueda ser el cansancio acumulado durante mil trescientos cinco años de trabajo diario, sin unas míseras vacaciones, así como el hecho de que durante todo ese tiempo sólo he trabajado con niños o adolescentes y debe reconocer que eso quema un poco. Al mencionado cansancio habría que añadir una cierta dosis de hastío, aburrimiento, fastidio, disgusto, tedio, repugnancia, desgana, aborrecimiento, fobia, animadversión, tirria, manía, malquerencia, hostilidad, abominación, rencor, inquina, saña, aversión, encono, ojeriza y, en suma, odio a todo ser humano con una edad inferior a cuarenta años.

Espero que sepa comprender las razones que me han abocado a tomar esta decisión que, reitero, tiene carácter irrevocable, en su momento les mandaré mi nueva dirección para, en el último favor que le pido, gestionen la pensión que me corresponda y la remitan a mi domicilio.  He conocido a un chico majísimo, un tal Herodes y vamos a vivir juntos.

Atentamente,
El Hada Buena.





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