miércoles, 22 de agosto de 2012

DOCE MESES, DOCE NAUSEAS


Las leyes de la naturaleza salvaje son implacables con el débil rayando, en algunos casos, la crueldad.  Existe un ejército de animales carroñeros que se dedican a realizar una impagable labor de limpieza, alimentándose de los individuos que han muerto.  Al recordar este extremo, a todos nos ha venido a la cabeza la imagen de una bandada de buitres rondando un animal moribundo e, inmediatamente después de abandonar la vida, se lanzan al aprovechamiento de sus tejidos.  Hay otras especies con similares cometidos y, una de ellas, es la hiena.

Las hienas corretean en manada profiriendo un ladrido peculiar que, en algunos casos, puede sonar a una carcajada obscena.  Estos depredadores no esperan a que el débil muera y se lanzan a darle fin acosándolo y atacando hasta hacer presa.  Cuando la potencial víctima es de una especie peligrosa, siempre hay un miembro del grupo encargado de la labor de tantear al león herido y observar sus reacciones.  Si éste no puede repeler el ataque, ya se lanzan los demás en tromba buscando las partes sensibles de su organismo y terminar con él.

Esto sucede en la naturaleza pero, las sociedades humanas, se han dotado de normas, costumbres y leyes con el objetivo de salvaguardar la vida de quienes están en peores condiciones de defenderla. 

Al igual que con los individuos, los estamentos sociales o, incluso, los países disponen de unas teóricas normas de salvaguarda de modo que nadie pueda ser ofendido por disponer de menos recursos, armas o poder.  Teóricamente.

Dentro de este proceso incipiente de putrefacción que está sufriendo nuestra sociedad, provocado de manera alevosa por los poderosos, y que nos han vendido como crisis; alguien a decidido enviar a la hiena prospectora para comprobar hasta qué punto tiene energías nuestro país.  Ese papel le ha correspondido a Tele5 que podría, perfectamente, arrancar la temporada retomando su antiguo eslogan: DOCE MESES, DOCE NAUSEAS.

Tras la repugnante tarea de edulcoración de un dictador sanguinario y traidor, cuyas víctimas se cuentan por cientos de miles y que mantuvo sojuzgado a este país durante 40 años, produciendo un retraso e involución en todos los ámbitos de la sociedad del que tardaremos 100 años en recuperarnos; sería imprescindible que reaccionáramos de inmediato y, la hiena prospectora, debe llevarse un zarpazo que le quite las ganas de embarcarse en aventuras adornadas por un desprecio absoluto a la ciudadanía mayoritaria de este país.

Dejar de ver ese canal inmundo no estaría mal pero, lo que más daño le haría, sería un BOICOT inmediato a los productos anunciados en él.

Las leyes de la naturaleza pueden aparentar crueldad pero nosotros no nos lo podemos permitir...


1 comentario:

Natalia Docampo dijo...

Es este triste mundo todo esta conectado...La hipocresía con la manipulación da como resultado un pastel de venenoso consumo. Dar de lado a ese atractivo veneno es una tarea de proporciones místicas...