El Presidente de la Conferencia Espiscopal, Antonio María
Rouco Varela, tras muchos años de brega mundana y callejera provocada por las
políticas contra natura de los gobiernos de Zapatero, tiene motivos para ser
feliz: Eurovegas se instalará en Madrid.
La Iglesia Católica basa toda su doctrina, métodos y
preceptos en un solo concepto, La Culpa, y, si cotizara en bolsa, a partir de
la apertura del mega complejo del vicio, su cotización subiría como la
espuma. El bueno de Rouco ya está
diseñando el templo que instalará en un lugar estratégico del proyecto y se
pone húmedo sólo con imaginar las enormes filas de arrepentidos dispuestos a
confesarse. Al parecer, ya ha
contactado con alguna empresa especializada en Gestión de Colas.
El catálogo de pecados a purgar abarcaría todo el espectro
conocido y arrancaría desde el mismo momento del inicio de las gestiones. Así, empezaría con el carrusel de
comisionistas que, por un módico porcentaje, se comprometerían a engrasar la
maquinaria administrativa de modo que la panoplia de condicionantes, garantías
y permisos se completase en un tiempo record. Las entidades que financiarían el proyecto comenzarían a
amortizar su inversión en calculadoras repartiendo la jugosa tarta de
inversiones a tanto la pieza y, la demandada relajación legislativa, se vería
acelerada por miles de millones de argumentos favorables; los innumerables
gerifaltes del ladrillo levantarían cabeza y los fabricantes de maletines verían
florecer de nuevo su maltrecho negocio.
Una vez cumplida la etapa de los “Pocos Muchos”, con la
puesta en marcha entraríamos en el momento de los “Muchos Pocos”: Personas
honradas que se dejan su sueldo en una alocada espiral perdedora,
supersticiones absurdas que llevan a adorar falsos ídolos, padres de familia
ejemplares seducidos por el canto de sirenas voluptuosas, organizaciones
criminales engordadas al calor del dinero, ajustes de cuentas, deudas onerosas
cobradas en sangre, servidores públicos perdidos en un laberinto de sobornos,
chantajes y demás conductas inconfesables…
Los cepillos de la iglesia rebosando billetes que, como su
reino no es de este mundo, serán opacos a las cuentas públicas y servirán para
alimentar convenientemente esa impagable labor pastoral de grupos ultra
violentos, colegios que enseñan el mensaje del odio, medios de comunicación
ávidos de carne de izquierdas y algún que otro partido político nostálgico de
los gloriosos tiempos del Nacional Catolicismo.
Estamos a las puertas de la eclosión de un Movimiento que,
bajo el poco glamoroso nombre de “Hostia’s Party”, aspirará a regir los
destinos de este país con la cartera llena y la conciencia limpia y pura. Al tiempo…
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