Nosotros que pensábamos que el único que trabajaba en el Bobierno era el SEAT (Secretario de Estado de Afilado de Tijeras), cuando descubrimos que le ha salido un rival duro, rocoso, implacable e inasequible al desaliento, el SEIS (Secretario de Estado de Iniciativas Sibilinas).
Aplicando con denuedo la doctrina tergiversadora de FaEs (Falange Española), sigue a pies juntillas las consignas de la sección TE party (traducido, Fiesta de Trileros Engañabobos) y su estrategia de espolvorear la mierda con azúcar glass y, poniendo una guinda encima, decirnos que comamos sin miedo, que es chocolate...
Tras el gran éxito cosechado con “No es un rescate, es un préstamo en condiciones ventajosas” y demás malabarismos semánticos, ahora han dado en inventar el IPC (Incremento de Precios al Consumo) en condiciones de impuestos constantes, es decir, no tener en cuenta el impacto de la subida del IVA (Impuesto de Vamos Apañados) a la hora de calcular la tasa de inflacción de nuestro país.
El IPC es una cifra fundamental en el cálculo de revalorización de, entre otras cosas, las pensiones y, tras haberse pillado los dedos, otra vez, jurando solemnemente que éstas se revalorizarían para que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo; la calculadora trucada de Montoro ha dicho que “ni de coña” y, de nuevo, la MIT (Máquina de Inventar Timos) se ha puesto a producir a pleno rendimiento. El resultado grotesco es el IPCIC (el ya nombrado Impuesto de Precios al Consumo con Impuestos Constantes).
A ver, lumbreras, si se llama IPC es porque mide cuánto afecta la subida de precios al CONSUMIDOR; si compensas la subida de impuestos con un factor corrector, ya no estás midiendo eso, será otra cosa. Quizá debería llamarse IPCMSC (Incremento de Precios Como Me Sale de los Cojones) o algo así.
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