La carcoma es un insecto coleóptero que, en su fase de
larva, se alimenta de la madera seca y sana que ha sido utilizada para
construir muebles o vigas de edificios.
Estas larvas, a medida que se van desarrollando, van abriendo galerías
en el interior de la pieza colonizada, hasta tal punto, que pueden dejar una
viga robusta completamente hueca con grave riesgo de colapso de la estructura
que sustenta. Para detectar su
presencia hay que estar muy atentos a la aparición de minúsculos agujeritos en
la superficie y también a la presencia de algunas partículas de serrín bajo la
pieza colonizada. Dada la gravedad
de sus efectos, conviene exterminarlas antes de que, el mal causado, sea irreparable
y el edificio se nos venga abajo.
La estructura de nuestro sistema público de salud, hasta
hace poco tiempo, a prueba de bombas, está gravemente afectada por la invasión
múltiple de parásitos que ponen en grave riesgo su supervivencia. Ya no necesitamos la ayuda de una lupa
para detectar los evidentes boquetes que, de modo paulatino pero implacable,
han aparecido en Valencia, Madrid, Extremadura, Castilla la Mancha o La Rioja y
que, tras una primera fase de discreto tanteo, se extienden a toda velocidad en
dirección a los cimientos.
Las últimas alarmas han sonado con estruendo en Madrid
donde, a partir del año próximo, ningún hospital será de gestión pública al
cien por cien; incluso, de los cuatrocientos ambulatorios en funcionamiento,
pasarán a gestión privada cuarenta.
La invasión es de una gravedad monstruosa y requiere de una intervención
inmediata para evitar que, en un plazo breve, el sistema público de salud,
universal y gratuita, pase a ser un recuerdo.
Los profesionales sanitarios están siendo vejados,
obligándoles a desarrollar labores que no son su especialidad, por unos sueldos
de miseria, bajo la amenaza del traslado forzoso o el despido. El personal auxiliar pasará a la
plantilla de las empresas concesionarias en unas condiciones de precariedad y
angustia con la pretensión de que, la sacrosanta atención al paciente, quede en
un segundo plano. Hospitales con
un prestigio logrado en muchos años de magnífico trabajo, serán desmantelados
para albergar otros servicios de rango menor. Y, la consecuencia inexorable, los pacientes que no
dispongan de una cobertura privada, serán pasto de listas de espera
interminables, instalaciones deficientes, servicios capitidisminuidos y una
estructura administrativa semejante a la beneficencia, aunque la adquisición de
medicamentos sea gravosa como nunca.
Una gestión privada nunca será más rentable que siendo
pública; a igualdad de calidad del servicio hay que añadir el beneficio que
toda empresa persigue y eso sólo se logra por dos vías: Encareciendo el coste o
disminuyendo la cantidad y calidad de los servicios prestados. En cualquier caso, los perjudicados
seremos los ciudadanos que, probablemente, pagaremos más a cambio de menos.
La larva de la carcoma, cuando ha finalizado su desarrollo,
sufre una metamorfosis que desemboca en una especie de cucaracha alada que
vuela a poner sus huevos en nuevas piezas de madera sana y, así, continuar su
proceso parasitario hasta que no quede más madera que colonizar.
Fumiguemos.
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