jueves, 1 de noviembre de 2012

UNA BANDA ORGANIZADA ATRACA LAS FARMACIAS DE MADRID



A finales de los años 60 y principios de los 70, toda la chavalería de Getafe procurábamos evitar transitar por algunas zonas, completamente acojonados, porque eran los dominios de la “Banda del Negro”.  Su modus operandi era simple pero tremendamente eficaz: Esperaban emboscados tras una esquina y; a veces con una navaja, a veces con un golpe; nos aligeraban los bolsillos de las escasas monedas (a veces un duro, a veces dos) que conformaban nuestra magra paga semanal.  Un chavalín de ocho o diez años era un enemigo débil y desamparado contra el aparato proto-delictivo organizado por el Negro y sus secuaces, que campaban a sus anchas sin nadie que pusiera coto a sus desmanes.

Esta Batallita digna del Abuelo Cebolleta viene a cuento por la irrupción de la Banda del Mechón Blanco que, parapetados tras el mostrador de las farmacias, con los farmacéuticos como rehenes, va a despojar de un euro por receta a los más débiles de la sociedad madrileña (aunque ya es de aplicación en Cataluña).  Pensionistas, enfermos en general y enfermos crónicos en particular; serán quienes pagarán (pagaremos) hasta 72 euros al mes que, proyectados a un año, suman una mordida de 864 euros.  Cantidad que muchos poseedores de yates no pagan a Hacienda ni locos.

Dicen que los perros, cuando penetran en un territorio, van dejando en cada esquina unas gotas de orina que, calle a calle, delimitan su área de influencia y dominio.  Ignacio González, flamante sustituto de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, necesitaba una medida para distinguirse de su arrolladora predecesora y, al parecer, ha optado por la implantación de esta variante castiza del Impuesto Revolucionario.

Nada sabemos, sin embargo, de la vergonzosa claudicación impositiva ante Eurovegas, mediante la cual, la Comunidad de Madrid, dejará de recaudar una cifra mareante de dineros.  No tenemos más noticia de la reimplantación del Impuesto del Patrimonio, que la resistencia numantina de Nacho González, con su refulgente mechón blanco en la nuca, a gravar las grandes fortunas.  Desconocemos dónde ha ido a parar el dineral que falta en las cuentas de Cajamadrid, ahora Bankia, aunque tengamos fundadas sospechas.  Nada de esto importa, si quedan unos míseros céntimos en los bolsillos de los ciudadanos de a pie, se les levantan y, a otra cosa, mariposa.

En casa somos tres enfermos crónicos y, desde aquí, anticipo que no voy a pagar un solo céntimo a la Banda del Mechón Blanco.  Cuando me atracaron los de la Banda del Negro no podía defenderme, ahora sí lo haré.

No al repago ni al requetepago.  Cuando paguen todos los que, con la complicidad inestimable de los bobiernos, se escaquean y nos lo rebozan, hablaremos… o no.

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