Ahora parece que, con la moda Vintage, rememoramos usos y
productos antiguos que nos recuerdan los años felices de nuestra infancia,
adolescencia y juventud. Así, a
vuela pluma, han venido a mi cabeza algunos de ellos pero, seguro, se te
ocurrirán otros muchos porque se cuentan por miles.
El teléfono fijo: Se
ha convertido en un elemento doméstico que estorba allá donde lo pongas y sólo
sirve para recibir llamadas molestas de teleoperadores a horas
intempestivas. De paso, han
desaparecido las voluminosas guías telefónicas, ideales para calzar sillones
cojos y las funcionales mesitas específicas para teléfono.
Grabar una cassette:
Éramos legión los adolescentes que, sin dinero para comprar discos,
esperábamos pacientemente, con las teclas Play-Rec-Pause pulsadas, a que sonase
en la radio tu canción favorita.
Siempre interrumpida por el locutor sádico que te estropeaba el
principio, el final o ambos.
El cazo de calentar la leche: Mueve a la ternura recordar aquellos tiempos en que, para
desayunar, existía un cacillo especial para calentar la leche al fuego. El empanamiento mental propio de los
despertares, hacía que la leche, al hervir, se saliera en la mitad de las
ocasiones; con la consiguiente bronca de tu madre.
Las diapositivas:
Recuerdo, con verdadero pavor, los días posteriores a la vuelta de
vacaciones o a la boda de algún amigo, cuando te convocaban a la casa del
interfecto y, sin piedad, te hacían digerir 360 diapositivas (10 carretes) con
imágenes de: puestas de sol, un árbol, un dedo tapando el objetivo, otra puesta
de sol, familiares pintorescos, etc.
El “baile agarrao”:
Las extintas discotecas tenían el momento cinegético por antonomasia, el
de “lo lento” o “agarrao”, donde desplegabas todos tus encantos para sacar a
bailar a la/s muchacha/s que pretendías ligar. Tras los inevitables “NO” de las chicas más atractivas
(había que intentarlo), alguna accedía a regañadientes y ponías en marcha tu
arsenal seductor para, al volver a casa (solo), preguntarte qué podía haber
fallado.
La sandwichera:
Es el pequeño electrodoméstico que peor ha resistido el paso del tiempo. Consta de dos tapas idénticas con la
forma y tamaño del pan de molde que, al cerrarse, calentaban el interior y
tostaban ligeramente el exterior del sándwich. Estaban fabricadas de un material antiadherente (los 10
primeros usos) y tenían una rival despiadada: La báscula.
Las pegatinas “ingeniosas”: Encontraban terreno abonado en la maltratada pintura de los
coches de 2ª mano; bien para cubrir desconchones, bien para mostrar la
irresistible personalidad de su propietario (las escasas chicas que tenían
coche eran muy reacias a su colocación).
Triunfaron las futbolísticas, el, siempre elegante, bebe(sin tilde) a
bordo, o las reivindicaciones orgullosas del terruño natal.
Las zapatillas La Tórtola y la Perdiz: Eran otros tiempos, jugábamos en la
calle (sí, en la calle) a dar patadas a cualquier cosa o correr y saltar sin
tregua. Las pocas zapatillas de
deporte (como tales) que existían eran prohibitivas para las magras economías
domésticas y debíamos conformarnos con ese calzado con suela y puntera de goma,
cuerpo de tela azul y sujeta con cordones, que apestaba a pudridero revenido a
la semana de uso.
Se me termina el espacio pero no puedo dejar de acordarme de
algunos otros más que relaciono a título de ejemplo:
La traidora bombona de butano, la figura de El Dominguero, los
taxis sin radio, la rivalidad SEAT 124/Renault 12/Simca 1200, la programación
de tv en Semana Santa, las gafas de culo de botella, los libros/el diccionario,
jugar al Trivial, los guateques, la televisión sin mando a distancia, escribir
a mano/la caligrafía, las calculadoras científicas, el dibujo técnico, coger
apuntes y, sobre todo y por encima de todo, la política vocacional.
10 comentarios:
Buena memoria, puedes hacer una segunda parte. Saludos.
¡Qué bueno! Sobre todo aquellos que vivimos y recordamos esas cosas. Un cordial saludo.
¡Que bueno!Has conseguido que me ria, después del "cabreo" que tengo con la compañía de teléfonos Orange. Lo más gracioso, es que me fui de Vodafone, por el mismo motivo (desconocía que si no pago la parte que rechazo, no pueden cortarme el teléfono)
Enhorabuena Fermín y gracias por tu buen humor, ya que luchar no podemos, al menos nos reímos, que también molesta lo suyo.
Y aprovechando que el Pisuerga pasa... mira cuando puedas, de darme unos consejos para el: (Comentario de Texto) Gracias y un abrazo.
Aquellos maravillosos años, como la serie. Es lo primero que se me ha venido a la cabeza, es que se pone uno nostálgico. Ahora,en Semana Santa, tocaba ver Ben Hur o como se escriba, y lo veías sí o sí porque solo había dos canales y un televisor. Son muchos los recuerdos. Gracias Fermín por invitarnos a revivirlos por unos momentos.
Un saludo. @gonzaloboon
En Semana Santa no podia faltar una representación de Don Juan Tenorio.
¿Eso no era todos los 1 de noviembre?
Recuerdo todo lo que comentas, aunque creo que peor que las diapositivas era el vídeo y ver la cinta de una boda uff¡¡¡ o de un viaje que pacientemente y por educación digeriamos como rumiantes, poco a poco. Saludos Fermín.
Recuerdar és Viver más una vez lo Bueno de nuestras vidas!Los malos guardamos a siete llaves.
Lo recuerdo todo:
Recuerdo las pandillas, la primera vez que se escapaba una mano al escote de una chica, la primera mano que se escapaba de la chica a mi cara, la primera borrachera, las películas en el cine Gordo, y como muy bien dices, aquella política vocacional para el que la ejercía y lo que gustaba al ciudadano de pie que lo vivía con estusiasmo, lo recuerdo todo.
De acuerdo contigo, odio decir que el pasado fue mejor, pero hará hay que saber mediar con las nuevas herramientas y añorar las que hicieron posible los cambios, saludos desde Cd. de México. librosnomuerden.wordress.com
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