La inercia regresiva del Gobierno que nos ha tocado sufrir,
promovida y jaleada por sus ideólogos de FAES, Conferencia Espiscopal y otras
entidades peligrosamente “escoradas a estribor”, muestra tal nostalgia del
Franquismo que, en ocasiones, raya lo patológico. Destaca sobre el resto una particular inquina, con brotes de
ensañamiento, hacia la Mujer, sus derechos y libertades, y el papel secundario
que le otorga en su particular visión de la organización social.
Desconocemos la identidad del iluminado que, ante el aumento
galopante de las cifras de desempleo, recordó que en los años de Desarrollismo
en España había pleno empleo. Era
un pleno empleo tramposo porque eliminaba a la mujer del mercado de trabajo
desde el mismo momento en que contraía matrimonio. En la segunda década del S XXI prohibir el acceso al trabajo
de la mujer casada constituye, hasta para ellos, un anacronismo indefendible,
con el añadido de los estándares familiares han cambiado de modo radical. Algo tenían que inventar.
Exploremos esta hipótesis:
Reducen la Educación Infantil pública a la mínima expresión,
con unas condiciones de acceso restrictivas y unos precios prohibitivos que
acabarán acercándola a la oferta privada.
Introducen en la Reforma Laboral los elementos necesarios
para facilitar el despido de toda mujer sospechosa de estar embarazada.
Eliminan paulatinamente del vademecum del Sistema Público de
Salud los métodos anticonceptivos más eficaces y menos lesivos para la salud de
la mujer (píldora del día después, tratamientos hormonales de última
generación, …), obligando a volver a sistemas incómodos con mayores
probabilidades de error.
Derogan la actual Ley de Salud Reproductiva, en la parte que
regula la interrupción voluntaria del embarazo atendiendo a plazos, volviendo a
una versión mucho más regresiva de la anterior legislación de “supuestos”.
Estas cuatro premisas fundamentales persiguen que, cualquier
estado de gestación voluntaria o involuntaria, suponga la desaparición práctica
de esas mujeres del mercado laboral durante varios años, consiguiendo el
múltiple objetivo de reducir el desempleo por métodos espurios; otorgar al
varón, de nuevo, un valor preponderante en la sociedad; hacer que muchas
familiar solo dispongan de un salario para vivir, reduciendo las resistencias a
aceptar condiciones laborales humillantes; lograr que, solo las mujeres con
elevado nivel económico, progresen en su estatus social; recuperar la
confianza, del núcleo de votantes ultra conservadores, que recelaban del papel
del un Ministro de Justicia con altas ambiciones y ganarse la complicidad y
poderosa influencia de una Iglesia Católica que ha hecho casus belli del
sometimiento de la mujer al hombre.
Respecto a la Ley del Aborto, poco tengo que opinar, solo
constatar que no es necesaria ninguna regulación: Si vosotras parís, vosotras decidís. ¿Y nosotros? Solo ayudar y apoyar la decisión que
hayáis adoptado libremente.
3 comentarios:
Sumisas nos quieren, rebeldes nos tendrán!
A este paso los Alcántara vivían mejor que nosotros
Volvemos a la mujer en casa con la pata quebrada pero sin cobrar por el accidente.
¿Una? Varias
¿Grande? para los beneficios empresariales
¿Libre? Para emigrar
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