Hoy es 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. Hoy es el día que, los graciosillos de
taberna, preguntan en voz alta “¿Y cuándo es el día del hombre?”, mientras, con
el palillo en la comisura, apuran su copita de sol y sombra. Estúpidos ignorantes.
Hoy es el día que pretende visibilizar la situación de
franca desventaja a la que, desde el momento de su nacimiento, se ve abocada la
mitad de los seres humanos. El día
que intenta sensibilizar a la sociedad de lo que mejoraría el mundo si, de
manera real, los hombres y las mujeres fuéramos iguales en todo.
Porque, amparados en atavismos irracionales, en muchas culturas
la mujer, además de cargar con todo el peso de la vida diaria, es considerada
un mero objeto receptor un trato cercano a la esclavitud, no solo en materia
sexual aunque, sobre todo, en materia sexual.
Porque, sin movernos de nuestro mundo, tan aparentemente avanzado,
ser mujer significa vencer una carrera plagada de obstáculos para obtener el
mismo puesto de trabajo que un hombre y, una vez ahí, comprobar que percibe un
salario sensiblemente inferior realizando las mismas tareas que sus compañeros
masculinos.
Porque los puestos de responsabilidad les están vedados aún
aportando unos niveles de capacitación, como mínimo, iguales que sus
compañeros; debiendo superar más pruebas y más duras que sus teóricos iguales y
siempre vistas con recelo y reticencias.
Porque perdura y recupera una vigencia incomprensible, el
estigma que la aún todopoderosa Iglesia Católica les asignó, relegando su papel
al de máquinas reproductoras condenadas al cuidado de su prole y el hogar y,
luego, si sobra tiempo, que intenten acceder al mercado laboral; siempre y
cuando no quiten trabajo a los hombres.
Porque, en muchas ocasiones, son el objeto donde proyectan
sus frustraciones los acomplejados y violentos que entienden la relación de
pareja como una forma de anulación, obediencia, sumisión y castigo, en muchas
ocasiones, llevado al extremo más terrible y doloroso.
Porque, al menor descuido, deben soportar alusiones a su
cuerpo y sexualidad mediante estereotipos rijosos empleados en los medios de
comunicación o publicitarios que valoran sus campañas en función de la cantidad
de piel femenina mostrada.
Porque, tras muchas décadas de lucha constante para,
lentamente, ir conquistando derechos imprescindibles, comprueban con
indignación que van desapareciendo a gran velocidad, sin otro motivo que la
ambición del seudogobernante de turno, para ganarse el favor de lobbies
influyentes y apoyos bastardos en sus "cruzadas" políticas y económicas.
Porque, demostrando día a día lo contrario, soportan la
pesada etiqueta de “sexo débil” en la vida social, laboral, doméstica o
deportiva por parte de los miedosos que temen la expresión de su indudable
inteligencia.
Porque me encantaría que hubiera motivos para dejar de
celebrar el 8 de Marzo. Significaría
que hemos, por fin, alcanzado la igualdad real y se valorase a las personas por
sus capacidades, no por su género pero, sospecho, al paso que vamos, dejará de celebrarse
porque será prohibido. Me temo.
Felicidades a todas las mujeres. Estamos a vuestro lado.
2 comentarios:
Gracias Fermín, por estar de nuestro lado. La regresión en materia de derechos de la mujer, nos lleva vertiginosamente a aquel 1911, donde perecieron 123 trabajadoras y 23 hombres, de una fábrica textil en N.York. Por reivindicar sus derechos, fueron encerradas en la fábrica y no pudieron huir del incencio. Puede sonar raro la palabra esclavitud, pero es lo que fue. Así nos veremos, si Thor no lo remedia, viendo como coartan nuestros derechos, laborales y como personas, como quieren mandar en nuestros cuerpos, en nuestro comportamiento... Espero y deseo, que junto a hombres buenos y decentes, que los hay, podamos parar esto. Saludos!
Hola Fermín! Primero agradecerte el artículo, espero lo lean muchos hombres, y se emteren que venimos de una historia muy jodida y no se sientan agredidos cuando se lucha por la igualdad y la libertad. Vengo de una clase social y una generación en donde la mayoria de las mujeres se casaba y punto o como mucho se las permitía aprender a coser, pero he tenido un papá que me trató como una "princesa"y no para buscar un principe, si para guerrear con ellos y si fuese necesario sacar la espada, creo que eso me permitió moverme en el mundo hecho por y para los hombres (no sin dificultad claro),Osea Papás que permitan enseñen a sus niñas a ser guerreras. Un Abrazo Mª José Agra
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