Vaya por delante que, si la lideresa del Tea Party, Sarah
Palin, hubiera protagonizado un incidente como el de su homóloga madrileña,
hubiera abandonado esposada la escena y pasado la noche en un calabozo por
aquello del cumplimiento de la ley y esas cosas. Ahora bien, lo de ser duquesa, Grande de
España consorte; haber salido con bien de un accidente de helicóptero, un
atentado en la India, un cáncer de pecho, el tsunami Gürtel o, entre otras
menudencias, la ubicación de la estación del AVE en Guadalajara; debe infundir
carácter y una irresistible sensación cercana a la inmorlatidad y trufada de
impunidad.
Quienes la han tratado de cerca, hablan y no paran de su
habilidad mental para, con tres palabras, volver a su favor cualquier argumento
irrefutable en el salga perjudicada; habilidad que entrena y desarrolla en sus
célebres partidas de mus de sobremesa, regadas con licores espirituosos y
perfumadas con el inconfundible aroma de los Cohibas. Seguramente, se tratará de palabrería
infundada, propia de envidiosos que no le perdonan su natural desparpajo y
casticismo sin parangón.
A pesar de lo que pueda aparentar, sospecho (debo
investigarlo en profundidad) que su desempeño al volante está regido por la
misma normativa que el resto de los mortales, que en el hipotético y remoto
caso, por su parte, de incumplimiento de la ley, le serían aplicados los mismos
castigos que tenga establecidos el ordenamiento jurídico y que, en el caso de
la sanción interrumpida -interrupit poenae, en pedante-, la justicia, cuyo
garante de su cumplimiento es Gallardón ¡Qué casualidad!, actuará con todo el
rigor previsto para estos casos.
¿Somos conscientes de que, desde la tarde del jueves pasado,
se han difuminado las menciones a la intolerable cifra de desempleados, a que
la mayoría de los parados de larga duración han perdido su prestación por
desempleo, al acelerón de los desahucios, al abandono a los dependientes, al
proceso de liquidación de la Sanidad Pública, a la desastrosa ley Wert y sus
terribles consecuencias, al oneroso rescate de la Banca y su segunda edición
con las autopistas, a la sangría de impuestos indirectos y las risotadas de los
poderosos, a la corrupción que impregna todo de un insoportable olor a cloaca,
... o, muy preocupante, a la escalada
ultraderechista en Europa?
Ya sé que les tenemos muchas ganas pero no conviene dejarnos
distraer por las ridículas muestras de altanería y soberbia, protagonizados por
quienes, en un país medianamente serio, llevarían ya un tiempo a la sombra.
Pasadas unas horas de lógico choteo y desahogo, volvamos a
lo importante...
1 comentario:
Completamente de acuerdo en todo. Nos despistamos demasiado rápido con cualquier tontería o provocación que protagonizan esta gentuza. No perdamos la vista de lo importante.
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