domingo, 11 de mayo de 2014

Una estrategia burda pero ¿eficaz?


Estamos en el primer fin de semana de la campaña para la Elecciones Europeas y la poderosa maquinaria, puesta en marcha para propiciar una alta abstención, ya funciona a pleno rendimiento.

Llama la atención, por escandalosa, la ausencia de anuncios institucionales que, como es norma en los países democráticos, animen a la participación y cabe destacar que España es el único país europeo donde no se ha puesto en marcha esa campaña.  ¿Por qué?  Sencillamente porque no interesa.

Mayo es el mes por excelencia de eclosión de las alergias primaverales que, este año, se ven relegadas a un segundo plano por la aparición de otro fenómeno de efectos igualmente molestos: Las encuestas.

Así, con la “gota malaya” de los datos pasados por la Thermomix, pretenden minar las intenciones de quien confía en dar un vuelco al panorama electoral.  Día tras día, la televisión, la radio o la prensa; cuya financiación depende del dedo hacia arriba o hacia abajo que quien maneja el cotarro, van desgranando un escenario pos electoral con tendencia a mimetizar los datos del noviembre de 2011 de nuestros tormentos:  Repunte de la intención hacia el PP, estancamiento del PSOE en 2ª posición y, pasito a pasito, descenso de las otras formaciones en las que habíamos depositado la esperanza fundada de romper el rigor mortis del bipartidismo.

Curiosamente, se atreven, ya con descaro, a avanzar el número de escaños obtenidos cuando, esa cifra, viene determinada por los datos de participación.  Para cualquier persona medianamente informada la estrategia es burda y simplona pero va haciendo mella en ese numeroso colectivo que la demoscopia denomina “indecisos”.

Es cierto que ha aumentado sensiblemente el número de formaciones que concurren a estos comicios pero, en virtud de una deseable salud democrática, deberíamos tener un mensaje común: VOTA. Vota a quien quieras, las opciones son variadas, pero vota.  Vota porque a los de siempre les conviene que no lo hagas para seguir manteniendo su posición dominante y privilegios.  Vota porque, en caso contrario, se verán legitimados para meternos, aún más dentro y con más saña, la tijera que les exigen desde Europa.  Vota porque, si el resultado es diferente, los que dictan las directrices desde Bruselas tendrán otras prioridades y, como consecuencia, propondrás otras medidas distintas.  Pero, sobre todo, VOTA para que dejen de reírse de nosotros en nuestra cara.  Solo este motivo ya debería ser suficiente.

Luchamos contra un enemigo poderoso pero, de toda la vida; hablar directamente con nuestros familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo o en la cola del mercado; ha demostrado ser un arma eficaz como ninguna.  Tú transmites confianza con tu mensaje, ellos no.  Tú no defiendes intereses bastardos, ellos sí.  Lo tuyo es un ejercicio de verdadero demócrata ¿y lo suyo...?


Abramos los ojos: Pretenden que no votemos porque nos tienen miedo. 


1 comentario:

lokisio dijo...

Como siempre,genial artículo¡