domingo, 21 de febrero de 2016

23F, el Golpe de Estado 35 años después


Mi recuerdo de aquel 23 de febrero de 1981 está envuelto en una espesa nebulosa.  Habían transcurrido seis días desde el súbito, doloroso e inesperado fallecimiento de mi madre y ahí estaba yo, contemplando el deambular errático de mi padre, golpeado donde más podía dolerle; la mirada incrédula de mi hermano de 14 años y la inquietud inconsciente de mi hermana de 18 meses.  Me recuerdo como un espectador externo que observa desde un palco privilegiado.

La radio, la bendita radio retransmitiendo en directo y, sin recordar bien cómo, me vi tratando de convencer al conserje de la SER para subir a la segunda planta (donde estaban entonces los estudios) para echar una mano.  “¡Ay, Carioc! (como se llamaba el personaje que yo desempeñaba en programas nocturnos), hoy no es buen día para hacer humor…” y, a la salida, dos “secretas” me pidieron identificarme en la acera de Gran Vía.

Habían sido unas semanas, unos meses, unos años convulsos.  La crisis, el cierre despiadado de empresas, huelgas a diario, los antidisturbios haciendo horas extra, ETA matando con terrorífica productividad y un “ruido de sables” que trataba de imponerse sobre el estruendo de las bombas.  Las interminables reuniones, donde fumaban hasta los posters, en casa de camaradas más mayores o en el vigilado local del “partido” para diseñar la estrategia política y las acciones a emprender…

Me hacen mucha gracia los “revolucionarios de salón” que, hoy, se permiten el lujo de criticar con saña y tanta dureza como ignorancia consciente, el proceso de Transición emprendido desde la muerte del dictador.  Seguro que podía haberse hecho mejor, seguro que, en ocasiones, se optó por la decisión inconveniente y, seguro también, que desde la óptica de hoy se habría hecho otra cosa pero, es lo que hay, había que estar allí y “surfear” en modo supervivencia la ola que amenazaba con llevarnos por delante.  Lo de ahora tiene mucho de postureo indigno que se jacta de faltar a la memoria y al respeto de quien se dejó el alma con generosidad y sacrificio.

Hoy no sería posible (ni satisfaría ningún interés) otro 23F como aquel.  Nosotros, afectados de una grave amnesia social, hemos ido olvidando lo poco que aprendimos pero, quienes propiciaron ese y tantos otros golpes, sí han aprendido, analizado, extraído conclusiones y, convertidas en acciones, puestas en marcha con más o menos éxito.

Hace 35 años aún existía el contrapunto ideológico y socioeconómico situado al otro lado del Muro de Berlín. Ese contrapunto fue el motor de la aparición del Estado del Bienestar y, lógicamente, debía desaparecer.  Un arcaico e incipiente uso de lo que hoy conocemos como NNTTCI, provocó su colapso desde dentro y, a partir de ahí, todo ha sido cuesta abajo para las élites dominantes.  Al no ser necesario equilibrar la balanza, poco a poco se han ido minando los pilares de aquel mítico Estado del Bienestar que, en España, se quedó en flor de un día, con un fulgurante proceso de despliegue, eclosión y decadencia en un plazo de pocos años que, ayudada (y apoyada) en la artificiosa crisis, nos ha dejado con una mano delante y otra atrás para tapar nuestras vergüenzas.

Si, lo que el 23F pretendía, era sojuzgar la voluntad ciudadana al servicio de los intereses económicos, ya lo han conseguido sin disparar un solo tiro.  Si lo que pretendían era socavar un capidisminuido régimen de libertades, no hay duda que, royendo, royendo ya lo han logrado, hasta tal punto que, las formaciones políticas que pretenden rescatar reivindicaciones, que hace 35 años se consideraban normales, son calificadas con descaro de radicales antisistema.

En fin, sabiendo hoy que pudo haberse hecho mejor, no reniego de nada de lo realizado entonces porque, había que estar allí, había que pelear y había que dejar un legado que, algunos, no vivieron para verlo.


En su memoria…

5 comentarios:

azul dijo...

Buen análisis social 👏😋👍✌️

luisa sánchez dijo...

Yo soy de aquellas que se partió el pecho y el alma luchando en aquella transición que creí era lo mejor para mi país, creyendo que construitríamos una especie de Suecia del Mediterráneo, un país libre, con un Estado del Bienestar que proporcionase una vida digna a todos los ciudadanos en un régimen de libertades donde los medios fueran independientes y libres. Han pasado mucho años, toda una vida, mi vida...Y sinceramente, echando la vista atrás me siento no solo defraudada sino estafada, me da la sensación de que los que yo creía "los míos", los supuestamente socialistas, los dirigentes del PSOE me engañaron, me manipularon, me utilizaron y me mintieron. No hay mas que ver y leer las cosas que dicen en el presente.

Anónimo dijo...

Luisa así estamos muchos.Las ideas se olvidaron y pasaron a por la pasta, a por el ladrillo igual que los peperos, pero claro ellos tienen más autoridad moral son la izda

luisa sánchez dijo...

¿Autoridad moral¿Izquierda? Ni lo uno ni lo otro, han perdido cualquier autoridad moral hace mucho, y lo que faltaba era el pacto con Rivera, el partido del IBEX, no son izquierda, no son nada, y espero, sinceramente, que lo paguen en las urnas.

Anónimo dijo...

No son nada? si que son, me recuerda el chiste.En un velatorio dice un señor no somos nadie y dice una chica..oiga, oiga, sin insultar, que yo soy la sobrina del muerto