lunes, 27 de junio de 2016

Análisis nada científico del 26J

Al menos esta vez no está Esperanza Aguirre (el que no se contenta es porque no quiere)

Ya estamos aquí otra vez para hacerle la autopsia a lo obvio: Ha ganado el PP, ha subido en votos y diputados y, si un desastre natural de dimensiones cósmicas no lo remedia, seguirá gobernando.

Hace un año, cuando arrancó la precampaña del 20D, una buena parte del electorado (algo más del 50%) partíamos de un objetivo común: Echar al Rajoy de la Moncloa.  Los resultados de diciembre hicieron que el PP se refugiara en sus cuarteles de invierno (en lo literal y en lo figurado); Podemos adoptara una postura tacticista que, el tiempo y el millón de votos perdido, ha demostrado ser la equivocada; Ciudadanos ha actuado como la tía solterona de Gila que iba a todas las bodas y, cuando el cura preguntaba: “Fulanita ¿Quieres a menganito como legítimo esposo…?”, Ella gritaba “Y si no lo quiere, pa mí”; y el PSOE del Dr. Jekyll y Mr, Hyde (Pedro Sánchez y Susana Díaz) me recordó las historietas de Mortadelo y Filemón, cuando el Superintendente tiene formados ante él a todos los agentes y pide que 2 voluntarios para una misión den un paso al frente, inmediatamente, todos los agentes menos 2 dan un paso atrás y nuestros protagonistas, sabiéndose elegidos, se miran con estupor.  Pedro Sánchez pudo acertar o equivocarse pero fue el único que lo intentó, quizá le pudo la ambición pero lo intentó, pecó de optimista o de ingenuo pero lo intentó, cosa que los demás rehusaron y el tiempo ha demostrado que había que haberle hecho un poquito más de caso.

En el silencio de la noche, tras la larga jornada electoral, si uno presta un poco de atención oirá una risa incontenible y poco disimulada:  Es Rajoy felicitándose a sí mismo por haberlo vuelto a hacer:  Ha vencido de modo incontestable sin mover un dedo.  Bueno, eso tampoco es del todo cierto, un dedo sí que movió para escribir SMS.  Sea como fuere, 200 años después hemos reeditado, en versión 2.0, el célebre “Vivan las Caenas” que restableció en el trono a Fernando VII contra la Ilustración que traían los afrancesados. De aquellos polvos…


Por último, ya en el terreno de la anécdota, en ese cajón de sastre y desastre que son las redes sociales se escuchan voces aisladas pero desgañitándose, que alertan de un “pucherazo”. Que la decepción no nos enturbie el cerebro: En el sistema electoral español un pucherazo es, sencillamente, imposible.  A lo mejor (a lo peor) es que sólo somos gilipollas.

1 comentario:

sinbanqueros dijo...

Ningun partido que no este controlado al milimetro por el poder economico, llegara jamas al poder, esto es asi de triste y lamentable, estamos en una dictadura global.
Cual es la solucion?
Procurarse Aldeas autosuficientes, puede sonar utopico, pero es eso, o prepararse a morir.