Una visión inicial y simplista de los escaños
obtenidos por las fuerzas políticas en las Elecciones Gallegas nos lleva,
inevitablemente, a las mismas conclusiones que los titulares de determinada prensa
interesada: Feijoo (y el Partido Popular) salen reforzados contundentemente, al
aumentar su mayoría absoluta, que pasa de 38 a 41 diputados y, como
consecuencia, las políticas suicidas de recortes sociales emprendidas por
Rajoy, absolutamente legitimadas.
Falso, muy falso.
Miremos la cifra total de votos, retorcida por
la perversa Ley D’Hont, y comprobaremos que ese hipotético refuerzo no es
tal. Feijoo ha perdido la friolera
de 140.00 votos, lo que, en cualquier sitio donde, aunque con los dedos, se
sepa contar; supone un varapalo interesante. Si, además, atendemos a la tradicional disciplina del
votante de derechas y, más aún, en un lugar con las características de Galicia,
esa sangría de votos no es el mejor aval para reeditar una mayoría absoluta y,
menos aún, un refrendo incondicional a Rajoy y sus mariachis. Consecuencia: Si el Partido Popular
pretende sacar pecho (olvidando el costalazo vasco), se encontrarán con
fracturas múltiples de costillas con hundimiento de esternón.
¿Cuál es, entonces, la causa de este reparto
de escaños? La deserción en masa y
a la carrera del desencantado votante del PSOE; partido que ha pasado de 25 a
18 escaños, perdiendo cerca de la mitad de votos. La cifra obtenida ayer queda
significativamente cerca de la lo conseguido por el BNG en 2009 y, a su lado,
la importante pérdida de apoyos del PP queda en un simple arañazo…
Surgen voces por todas partes que culpan, de
esta debacle sin paliativos, a la nula presencia de ánimo del candidato, un
hombre del color del traje de un funcionario franquista; gris indefinido, que
responde al nombre tan llamativo de Pachi Vázquez. Otras voces, las más, dirigen el foco de la responsabilidad
a un Rubalcaba a quien, cada día, pasan cientos de facturas al cobro; tanto de
afrentas pasadas, como presentes o, incluso, futuras y se tornan en un clamor
que pide cambios profundos, ya.
Mención aparte merece la potente irrupción de
un rejuvenecido Xosé Manuel Beiras y su A.G.E (Alternativa Galega de Esquerda)
que, en asociación con IU, se ha convertido en la tercera fuerza política con 9
escaños, prometiendo dar mucha guerra al Gobierno Gallego y desplazando a un
deslucido BNG que ha perdido la mitad de sus representantes.
Si unos y otros hacen un análisis serio y
riguroso, en vez de su habitual ejercicio de ombligoscopia, Galicia será el
punto de partida para innumerables cambios, que se antojan tan urgentes como
necesarios, que nos conduzcan a la imprescindible salida social que
necesitamos. Si no es así, serán
otros cuatro añitos a severa dieta de empanada…
1 comentario:
Comparto tu aálisis y reflexión sobre los resultados de la jornada de ayer en Galicia.
Un abrazo.
Pepe Gonce
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