Los españoles nunca agradeceremos bastante los desvelos que
la Iglesia Católica, con su inmensa sabiduría, hace para mantener paz,
serenidad, cordura y buenos propósitos en nuestro cuerpo y alma. De un tiempo a esta parte, aparecen
preocupantes indicios de la descomposición que va invadiendo el organismo
patrio y, en menos tiempo del que se tarda en excomulgar a una pérfida
abortista, ha lanzado una oferta de empleo que haría palidecer al departamento
de recursos humanos del imperio Zara:
Se necesitan exorcistas (abstenerse frikis), interesados manden
currículo a la Conferencia Episcopal.
A poco que escarbemos con la uña el débil barniz que, a
duras penas, embellece la Marca España, encontraremos múltiples y variados
motivos que justifican semejante iniciativa. A saber:
- Descrédito absoluto de la figura del Altísimo y de su infinita bondad, traducido en la proliferación de expresiones cotidianas del tipo: Esto no lo arregla ni Dios; estamos pasando más hambre que el que llegó tarde a la Última Cena; los Mercados son Dios y Merkel su profeta o Rajoy vive como Dios, ha trabajado solo seis días y, cada semana, nos da una hostia.
- Asunción de estrategias de naturaleza satánica como la ignominiosa pretensión de someter a la Santa Madre Iglesia al yugo de los impuestos (pocas cosas son tan mundanas), tratando de menoscabar el santo ejercicio del apostolado, tan necesario en esta época desventurada.
- Cuestionan la naturaleza de la Iglesia, basada en la pobreza terrenal y la riqueza de espíritu, banalizando la noble intencionalidad de acaparar propiedades para ponerlas a salvo de las debilidades humanas que, a buen seguro, habrían terminado derrochadas en vino y mujeres, siguiendo los infames modelos extendidos por el Maligno y su herramienta favorita, los medios de comunicación.
- Otorgan voz e influencia a ese ejército de súcubos entregados al vicio y la manipulación que, para confundir al lego, se hacen llamar Mujeres. La figura de Eva nos enseña, qué punto de maldad puede alcanzar una mujer abandonada al libertinaje de un libre albedrío que no le corresponde debiendo, por tanto, obedecer el buen criterio otorgado al hombre. Solo la figura de María y las Santas deben servir de ejemplo.
- Rebelión descarada contra el Orden Establecido que, la historia nos enseña, corresponde a un reducido número de hombres privilegiados, por linaje o muestras inequívocas de fe, conoce los secretos del mundo y dirige con mano firme nuestra existencia por los intrincados caminos de la virtud y el ejercicio de la santidad
- Ponen en serio peligro nuestra existencia, cual recreación desvergonzada de Sodoma, permitiendo que una influyente corte de hombres y mujeres, cuyo único mérito es el de obrar contra natura, campen por sus respetos sin atender las llamadas al redil provocando un castigo divino que devendrá en llantos, alaridos y crujir de dientes de todo el que, por acción u omisión haya consentido semejantes aberraciones.
Del mismo modo que, tiempos ha, los miembros de la Iglesia salimos
a la Rosa de los Vientos con la noble misión de evangelizar las innumerables almas
paganas, hoy se impone una actuación drástica que, exorcice los espíritus
descarriados y todo regrese a la senda de la paz y la armonía que nunca debimos
abandonar. Los siglos nos lo
agradecerán.
2 comentarios:
Es un tema espinoso, y no quisiera herir sensibilidades, pero en mi opinión, al primero que deberían someter a exorcismo es la señor cuya foto ilustra el artículo. Dudo mucho que pueda haber alguien más cercano al diablo que Rouco Varela. Y si hablamos del alejamiento de la sociedad respecto a la iglesia, ese señor tiene una grandísima parte de responsabilidad. Con su pan se lo coman. Saludos.
No creas que es un comentario espinoso.. Los cristianos de base subscribirían palabra por palabra el artículo. Los problemas vendrían de las jerarquias y los grupos integristas que las sostienen desde hace unos años...
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