Se acercan por el horizonte tambores de campaña
electoral. Cuatro eternos años han
pasado desde la última y, tras tanto agravio, el cuerpo nos pide urnas o
comisaría, una de dos. Las campañas
provocan un doble efecto entre los humildes mortales; de una parte, la
sobredosis de ilusión por vencer o, en cualquier caso, por ver caer derrotado
al enemigo (hay contrincantes y enemigos, no nos engañemos) y, de otra parte,
el efecto simbólico de ver colgados de las farolas a determinados
personajillos, todo un bálsamo para nuestro maltratado ánimo.
Ahora bien, antes que vacíen en los depósitos de agua las
reservas acumuladas de ese psicotrópico que le ponen para adormecer nuestra
conciencia, conviene recordar qué han hecho, el Gobierno y el partido que lo
sustenta, por nosotros y a quién han beneficiado.
Recapitulemos:
Han “distraído”, el equivalente al PIB de un año, de los
presupuestos que son de todos, para tapar el monstruoso agujero negro que era
la banca española. Este dineral no ha
salido (ni saldrá) de los dirigentes que lo despilfarraron, se lo llevaron o,
en el mejor de los casos, lo gestionaron como un niño de cinco años en una
tienda de golosinas, no; ha salido de nuestras castigadas costillas en forma de
aumento injusto de impuestos a los que menos tienen; desguace y venta por
piezas del, antaño modélico, sistema público de salud; demolición de la
enseñanza pública y, paradójicamente, promoción de la privada o concertada;
despido de decenas de miles de trabajadores públicos y tijeretazo de un 30 % de
los emolumentos del resto; vergonzoso abandono a su suerte de cientos de miles
de personas dependientes, cuyas listas solo descienden por el fallecimiento de
sus integrantes; venta, a precio de saldo, de cualquier servicio público que
pudiera dar beneficios que, casualmente, han ido a parar a manos de amiguetes, “financiadores
en la sombra” o a sus propios bolsillos en cuerpo de testaferro de paja.
La Crisis financiera mundial, de la que los países que nos rodean
salieron hace años, ha servido como excusa para que la CEOE tome como rehenes a
los trabajadores y blandiendo sin conciencia unas dramáticas cifras de
desempleo, dictar al oído sumiso del Gobierno una Reforma Laboral que ha pasado
por la picadora los derechos logrados tras décadas de lucha, ha simplificado el
despido convirtiéndolo en un mero trámite administrativo y condenado a una neoeclavitud
impune a cualquier persona que haya tenido la desgracia de perder su modo de
subsistencia. La gran patronal, devoradora
insaciable, sigue exigiendo más vueltas de cuerda al cuello de los trabajadores y una rebaja a las maltrechas cotizaciones de la Seguridad Social mientras
obtienen obscenos beneficios.
Día tras día obtenemos más evidencias de que, lo que
conocemos como Partido Popular, no es otra cosa que un entramado delictivo cuyo
único objetivo es enriquecerse robando dinero público y, por supuesto, siendo
financiado ilegalmente para poder concurrir a las elecciones en ventaja de
medios y recursos, para garantizarse su continuidad en los despachos públicos donde
se consigue el dinero, que luego se reparte en los despachos privados.
A veces, un organismo con las dosis necesarias de
adrenalina, es inmune a los efectos de determinadas drogas cuyos efectos se
diluyen sin ser percibidos. Ojalá,
tener siempre presente todo lo que nos han hecho y nos están haciendo, sirva de
estímulo para no dejarnos adormecer y evitar que nos lo sigan haciendo en el
futuro. Abre bien los ojos, ese es el antídoto.
2 comentarios:
Abiertos les tenemos!
Nunca en tan pocas palabras quedó reflejada tanta maltrecha, errática e inhumana manera de gobernar. Confío en que la ciudadanía despierte y este 20 de diciembre le de al PP lo que se merece.
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