Qué nos pasa que nos hemos acostumbrado al engaño, a la
trampa y la manipulación y los vemos con normalidad, hasta tal punto que, si
alguien va de frente, con la verdad por delante, desconfiamos.
Qué nos pasa que compramos la solidaridad, cómodamente
dividida en dosis asequibles, que nos ofrecen en el mercado: Ahora los
refugiados sirios, ahora las mujeres asesinadas, ahora los trabajadores de Coca-Cola, ahora una catástrofe
natural, … ; sin pararnos a pensar por qué se producen estos hechos y
olvidándolos de un día para otro.
Qué nos pasa que nos dejamos hipnotizar por una televisión,
fiel servidora de intereses comerciales, políticos y financieros; que no ofrece
un solo mensaje limpio de intenciones ocultas.
Qué nos pasa que, hartos ya de estar hartos, vamos cayendo en
la desidia y el adocenamiento, viendo la posible continuidad de los que nos han
hecho tanto daño, vestidos de diferentes colores, como la vaca que mira al
tren.
Qué nos para que, alejados del pensamiento crítico,
defendemos de modo agresivo e irracional las formaciones o posturas, fruto del
“pret a porter” que nos han preparado, sin cuestionar y corregir lo que están
haciendo mal.
Qué nos pasa que permitimos que, simultáneamente, nos vacíen los bolsillos y nos llenen
el cerebro, con “productos” banales e inservibles que sustituyen nuestra
condición humana por otra más cercana a la ovina.
Qué nos pasa que, después de leer estas líneas, hemos
pensado que: “Esto le pasa a
otros, no a mí”
¡Qué nos pasa!
1 comentario:
Muy buena reflexión Fermín.
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