lunes, 12 de marzo de 2012

EL EFECTO MARIPOSA Y EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO



De todos es conocido ese adagio, entre romántico y apocalíptico, que afirma que el batir de las alas de una mariposa en la selva amazónica puede provocar una tempestad en Japón.  Que digo yo que los japoneses deben tener ojo y medio puesto en el Mato Grosso, por si un aquel…

El caso es que, acudiendo de nuevo al puzzle sideral del que formamos parte, basta que un suizo tenga mono de trabajo –entiéndase Mono como síndrome de abstinencia- para que aparezca un empresario con las comisuras llenas de chocolate.

Viene esta introducción a cuento del referéndum que, ayer domingo, se celebró en Suiza para decidir si el periodo de vacaciones obligatorias se ampliaba de 4 a 6 semanas.  Ganó la opción de mantenerlo en 4.  He leído, visto, oído e intuido explicaciones de todo tipo, desde el culto calvinista al trabajo, la negativa del gran número de pensionistas que ven peligrar su estatus, hasta la propuesta gubernamental, favorable a la ampliación, porque ahorraría dinero en terapias de estrés.  Lo cierto es que, la mayor parte de la población ya disfruta de 5 semanas en las que se aburren como vacas suizas mirando los Alpes y, han preferido no ampliarlas para no llenarse de telarañas.  Todo sea dicho, en Suiza, los trabajos duros y penosos los realizan los inmigrantes (que no votan), que los paisanos de Heidi son muy suyos para estas cosas.

Y se cumple el efecto mariposa:  En Suiza meten unas papeletas y en España nos tocan los cojones:  Ya la semana pasada, casualmente, el director de la fábrica Ford de Almusafes, a la sombra de las declaraciones del dueño de Mercadona, salió con que en España se tienen muchas vacaciones –estamos en la media europea- y hoy, la presidenta de la cadena de supermercados Día, conocida por el buen trato que dispensa a sus trabajadores, ha perdido el culo en reclamar otro referéndum en España para reducir el periodo de asueto.  Si aderezamos estas coincidencias al azar con unas gotitas de Eau de Cospedal, reclamando un aumento de horas de trabajo que, como todo el mundo sabe, es una buena fórmula para crear empleo; nos da como resultado a una CEOE babeante asintiendo boquiabierta a la propuesta.  -…Y que no se olviden de la Ley de Huelga- se oye desde el fondo.

Tengo la desagradable sensación de que, si no se paraliza el país el 29 de marzo, nos van a clavar una rebaja de vacaciones, descansos semanales y hora del bocadillo que no se la salta un suizo aburrido con una pértiga.

Porque es preocupante el Síndrome de Estocolmo que nos rodea: El que no se hace el sueco es porque sigue entontecido e, incluso algún iluminado, jalea la reforma laboral mientras firma el finiquito.  Todos conocemos algún espécimen.

Si quieren algo de Suiza les doy una idea:  Que traigan todo el dinero negro que ha salido de España y está oculto en cuantas opacas.  Liquidamos el déficit, presentamos superávit y nos compramos la prima y el resto de la familia Riesgo.

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