domingo, 11 de marzo de 2012

LOS PRESUPUESTOS QUE NOS ESPERAN


Hace ya tiempo que los Presupuestos Generales del Estado para 2012 están terminados, calculados al céntimo y pasados a limpio lo que sucede es que, tratándonos como presuntos atracadores, nos avisan que están guardados en una caja de apertura retardada.  Concretamente se abrirá el 30 de marzo.  Si las elecciones andaluzas y asturianas se celebraran el 15 de abril, los presentarían el 20 pero no, esta decisión no obedece a motivación electoral alguna.  Eso nunca…

Para matar el rato (con minúscula), LocoMontoro ha puesto a una serie de funcionarios de su confianza a traducir la literatura de los presupuestos a su idioma favorito, la Neolengua 2.0, con la que descubriremos novedosas fórmulas para nombrar canalladas antiguas.  De momento, a las espera del fruto de su desbordante creatividad, vamos a llamar a cada cosa por su nombre:

Copago Sanitario:  Es la fórmula aplicada para que, mediante la aplicación de una tarifa, ir al médico de cabecera nos cueste 2 €, ir al especialista 5 €, acudir a urgencias 10 € y si, por desgracia, precisamos de un ingreso o una intervención quirúrgica, se calculará en función de la dolencia y los recursos consumidos.  No parece que se trabaje en devoluciones para los cotizantes que pasan años sin requerir servicios sanitarios.  La idea es, además de la recaudatoria, que se equiparen los costes entre la pública y la privada.  Ya sabemos para qué.

Copago Educativo:  En el tradofranquismo ya existía una fórmula: Al bajar el sueldo a los profesores, a causa de la crisis, se redujo la jornada lectiva y, si se pretendía volver a los horarios de siempre, había que pasar por caja; eran las denominadas Permanencias.  Ahora se tiende a gravar el uso de determinados elementos pretendidamente costosos, como puedan ser laboratorios, elementos informáticos o material deportivo pero el resultado es el mismo: Estudiantes de 1ª, 2ª o 3ª división compartiendo el mismo centro y eso no es nada comparado al factor corrector que se introducirá, basado en las calificaciones.

Copago Circulatorio:  Vamos a ir olvidando los tiempos aquellos en que podíamos circular libremente con nuestro vehículo por cualquier vial con el único requisito de respetar el Código de la Circulación.  Existían, por supuesto, autopistas de peaje pero uno tenía la libertad de elegir o no circular por ellas.  Disfrutad que queda poco.  Acceder al centro de la ciudad requerirá de un paseo por la caja registradora, circular por una autopista de peaje verá aumentado su precio y ¡Ay madre! Circular por cualquier autovía, que no tiene otra alternativa que las carreteras secundarias, significará el abono de una cuota.  Toma neoliberalismo.

Entramos en el proceloso mundo de las privatizaciones y empezamos a descubrir continentes ignotos cuyas reservas hay que explotar:  Hay gran cantidad de edificios públicos que, como la ley determina, están protegidos por la Policía Nacional.  Se cambia la ley y ponemos en su lugar empresas de seguridad privada.  A medida que van produciéndose jubilaciones de funcionarios, vamos amortizando plazas y nos queda una policía mucho más apañadita de precio.  Con las labores de escolta de cargos públicos hacemos los mismo y matamos (perdón) dos pájaros de un tiro: Abaratamos considerablemente el presupuesto de Policía y Guardia Civil y damos un trozo de la tarta a la empresa de escoltas de Mayor Oreja para que deje de dar por culo con la ETA.

La parte del león, la joya de la corona que queda por meter mano es la de la gestión de Servicios Penitenciarios, dicho en plata:  Cárceles Privadas.  Digamos que no aseguran determinadas garantías para los reclusos que el sistema actual sí tiene pero, al fin y al cabo son delincuentes y no nos vamos a pones exquisitos ahora.  Teniendo en cuenta que un preso tiene la mala costumbre de comer 3 veces al día, aunque sea bazofia, sólo por ahí se detiene una hemorragia de gasto que podría dedicarse a, por ejemplo, construir aeropuertos en cada pueblo de España.

Mal se le pone el ojo a los medios de comunicación públicos.  Tras unos años de política de desprestigio de éstos, un coste excesivo derivado artificialmente a productoras privadas por hacer el mismo trabajo que los trabajadores públicos y, sobre todo, los gritos desesperados –y descarados- de los ruinosos medios de la caverna que necesitan más carne que devorar; hacen que, sin necesidad de acudir a adivinos, preveamos un futuro negro de muerte para las televisiones, radios, agencias y prensa de carácter público que quedan todavía.

Siempre que estás jodido, aparece un imbécil a recordarte que puedes empeorar.  En esta ocasión le ha correspondido el papel al presidente de Mercadona y, debemos reconocerlo, lo borda.  Más o menos ha venido a pedir que, igual que los comerciantes chinos, nos quedemos a vivir en el puesto de trabajo, cuando yo descanse que siga mi hija con la tarea y, si nos tienen que ejecutar, paguemos la bala que nos dispararán…

Luego dicen que por qué nos estamos “chinando” tanto.  Lo van pidiendo a gritos.  Me dan ganas de irme a la comisaría, antes que la privaticen, y poner una denuncia porque ESTO NO ES UNA CRISIS, ES UNA ESTAFA.

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