“Sacrificio” es una palabra polisémica que, dicho así, suena
muy culto y elegante (incluso pedante) pero solo quiere decir que tiene muchos
significados y, como consecuencia, diferentes interpretaciones que dependen del
contexto de la frase donde se incluya.
Atendiendo a ese criterio, la sentencia de la Vivepresidenta
Soraya cobrará un sentido u otro en función de quién la lea y de su estado de
ánimo.
Tras unos años deslizándonos por un tobogán, cada vez más
empinado, hacia las cloacas de la calidad de vida, no sería descabellada la
imagen de una fila de políticos, con nombres apellidos y caras perfectamente
reconocibles, a la puerta de una oficina de desempleo armados, en muchos casos,
con magras carpetas donde guarden los documentos que acrediten su escasa vida
laboral. En el mejor de los casos,
cambiarían su inmaculada indumentaria por el vistoso uniforme de dispensador de
hamburguesas y el estudiado discurso plagado de vaguedades por un certero:
Doble de pollo con patatas pequeñas… aunque, la mayoría, dará con sus huesos en
algún ayuntamiento aprovechado que les ponga a cavar en parque y jardines, bajo
un sol de justicia, o a participar activamente en el infierno veraniego de la
Operación Asfalto y gozar de sus aromáticos efluvios. Esta ensoñación se produciría simultáneamente en, al menos,
seis millones y pico de mentes ávidas de satisfacciones.
Los jugosos sueldos, dietas y mamandurrias de sus señorías
quedarían sujetos a los rigores del Salario Mínimo y desaparecería, como por
ensalmo, la ayuda tan necesaria de 1.800 € mensuales para el alquiler de su
vivienda (¡Jodó, qué vivienda!) y, en poco tiempo, serían legión los diputados
y senadores de provincias (qué rancio suena ese término) que acudieran a Ada
Colau y la PAH para tratar de evitar su inminente desahucio y quedar a la
intemperie de la mano de sus sensibles criaturas bilingües con uniforme de
colegio privado.
Espero, confío y deseo que, la Vivepresidenta, no haya hecho
referencia a otro de los significados de “sacrificio” y no estuviera pensando
en una larga cuerda de presos que, en plaza pública, esperara su paso
inexorable por los afilados rigores de la guillotina (gran invento francés) o,
para los patriotas irreductibles, ese garrote vil tan nuestro.
Qué decir de alcaldes, concejales, directores, secretarios,
subsecretarios, consejeros, asesores y demás fauna anidada en los edificios
oficiales. Solo desear que cada
uno reciba su recompensa en función de lo que ha aportado a la sociedad y
siempre proporcional a las mejoras, para la calidad de vida de los ciudadanos,
que haya introducido en el ejercicio de su cargo.
Exijo una comparecencia inmediata de la Vivepresidenta para
que aclare estos y otros aspectos dudosos que han suscitado sus imprecisas
declaraciones. Siempre desde el
respeto y la consideración que merece. Por supuesto.
4 comentarios:
Pues aquí tienes a un ciudadano que sin respeto alguno hacia toda esta caterva de malhechores, les emplazo ya a que vomiten toda la neomierda que llevan en sus entrañas y de una vez por todas digan pa puta verdad.
No tienen cojones ni lo otro. Son unos perfectos sinvergüenzas y presuntos asesinos (Lease la Ley de Dependencia)
Mientras los lazos sanguíneos de la jauría que quiere dibujar el vector de nuestros destinos no se rompa, seguiremos igual que siempre, pues todos son familia; una grande mafia política.
Un placer el sacrificio de leerlo.
Y lo gracioso es que Cospedal habla de eliminar la demagogía y el eslogan. ¿No recuerdo que partido utilizó "por el pleno empleo" o quien dijo que se crearían 3 millones de empleo?
Otra frase,otra mentira.Esto solo son cantos de sirena,intentar camelarse al sufrido ciudadano,mezclando sacrificio con politicos,otra falacia del Gobierno de las frases equivocadas.
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