4 brochazos maliciosos

Bien haría la ONU en lanzar una resolución que obligue al FMI a entregar sus armas de destrucción más IVA y poner su administración en manos de los Cascos Azules, hasta que se decida qué hacer con una institución que ejerce como “brazo armado” del todopoderoso lobby financiero mundial.

El Fondo Monetario Internacional tiene, probablemente, más muertes a sus espaldas que muchas organizaciones terroristas, condenadas internacionalmente, y se muestra incansable en la eliminación de obstáculos que entorpezcan la consecución de ingentes beneficios por parte de sus entidades promotoras. Esos obstáculos son lo que, los humildes mortales, conocemos como Personas.

El Viceportavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, no se cansa de promocionar la severa dieta, que sigue desde hace años, consistente en la ingesta diaria de un complejo cóctel compuesto, a partes iguales, por desvergüenza jactanciosa, agresividad artificial, ignorancia consciente, desprecio al prójimo y mala baba.

Trata, inútilmente, de emular y alcanzar a sus referentes en estulticia, Esteban González Pons y Carlos Floriano, sin comprender que, aunque la naturaleza le haya dotado de un importante potencial, la estupidez es un músculo que hay que trabajar día a día, no solo cuando se está de guardia, y es que, a las conocidas virtudes que le adornan, hay que añadir una patológica alergia al trabajo.

Sinceramente, me aburre el afán desatado por promocionar a personajes que, en circunstancias normales, tendrían problemas para colocar cajas en un almacén.  El redivivo Carromero es el mayor ejemplo que encontramos hoy.  Un muchachito con tanto amor irresponsable por la velocidad como desprecio por las normas que rigen el tráfico rodado no puede ser elevado a los altares por el solo hecho de cometer tantas fechorías al volante que, alguna y quizá no la más grave, ha terminado con la muerte de personas a bordo del vehículo que conducía.

Si el director de un periódico, escocido por alguna potente colleja recibida, quiere congraciarse con el partido político de sus entretelas, que done sangre, dinero o ambas cosas pero que deje de insultar nuestra inteligencia.

Hay algunos elementos que son delatados por sus propias actitudes.  Ante la noticia de un recorte del 44 % a las subvenciones percibidas por los sindicatos, en un momento de agresión sostenida y aumentada a los trabajadores (a este paso, especie en peligro de extinción), y cuando su trabajo es más necesario que nunca; los individuos a los que me refiero han estado a un tris de romperse las manos aplaudiendo, puestos en pie, jaleando la medida a vena hinchada.

La CEOE recibe una cantidad en subvenciones 10 veces superior a todos los sindicatos juntos y esta no se ha visto reducida en un solo céntimo. ¿Qué intereses defiende la CEOE y qué intereses defienden los sindicatos? Pues eso.  La Fundación FAES, entidad privada de corte cavernario y misógino, enlazada estrechamente con el partido del gobierno que decide las subvenciones, no solo no ha visto reducida la cantidad percibida sino que, al contrario, esta se ha visto incrementada.

Lo veo venir; después de una vuelta más de tuerca a la Reforma Laboral, que despeja la vía a EREs  indiscriminados, entorpeciendo las reclamaciones judiciales de los trabajadores, con seis millones de parados y en puertas de una nueva poda de derechos laborales; las inevitables movilizaciones que se convoquen serán atribuidas, por los voceros a sueldo, a la disminución de las subvenciones a los sindicatos y no a las causas reales.

Lo jodido es que habrá trabajadores, apaleados y contentos, que comprarán este subproducto elaborado a medias por la CEOE y el Gobierno, con el aval infame del FMI.